Los actores que surgieron del frio
La prestigiosa compañía Dramaten de Estocolmo dio anoche en el teatro Romea de Barcelona la primera de sus cinco funciones de Langs dagsJard mot natt (Largo viaje hacia la noche), montaje de la obra del norteamericano Eugene O'Neill dirigido por Ingmar Bergman. La pieza, una obra durísima en la qué el autor vomitó sus demonios familiares "entre lágrimas y sangre", como dejó escrito, cuenta con un reparto extraordinario. Los cinco actores que encarnan a la atormentada familia Tyrone -Bibi Andersson, Jarl Kulle, Thommy Berggren, Peter Stormare y Katarina Gustafsson- hablaron ayer, antes del estreno, de su forma de entender la interpretación y de su relación con Bergman y la obra de O'Neill.
Jarl Kulle, que encarnó al rey Lear en el montaje de Bergman de la obra de Shakespeare, recordó que el estreno mundial de Largo viaje hacia la noche se celebró precisamente en Estocolmo, en 1956, con dirección de Bengt Ekerote, y que él interpretó entonces el papel de Edmund, el hijo menor. "Hoy hago el padre, o al menos eso creo", bromeó Kulle, un verdadero cómico que alza sus puntiagudas cejas cuando se le interroga. "Por supuesto que hay relación entre mi interpretación de Lear y la que hago de James Tyrone; la experiencia anterior siempre es importante, aunque tenerla no hace las cosas más fáciles. Por otro lado, en todo hombre que envejece hay un rey Lear y, naturalmente, lo hay en mi papel", agregó.Jarl Kulle ha dirigido cine (la Filmoteca de Cataluña presenta esta semana tres películas suyas en el marco de un ciclo sobre la compañía de Bergman). "Es algo que atrae a todo actor, ganas de probar si saldrías con bien de la experiencia", dijo Kulle; "ahora tengo más respeto por el trabajo de los directores, y he descubierto que lo que soy realmente es actor".
"Me acerco a un papel como a una persona desconocida", explícó Kulle sobre su trabajo actoral. "Comienza como un encuentro y luego se convierte en una amistad. La técnica tiene un papel muy importante, desde luego: hay que saber hablar, moverse, controlar los sentimientos. Eso sirve para ser lo más libre posible; cuanto más controlas la técnica más libre eres para trabajar. Es como el violinista que hace de su instrumento una parte de sí "sino y sólo entonces puede crear".
"En una ocasión le pregunté a Bergman qué es lo más importante para un director de teatro", dijo Thommy Berggren, actor predilecto del cineasta Bo Widerberg y que representa el papel de Jim, el hijo mayor, bebedor y frecuentador de burdeles; "me contestó: 'cerrar la boca".
"Sí", asintió Kulle, "Bergman deja en paz a los actores en escena, no te corta nunca, te deja hacer; en cine se comporta de manera diferente". "Recuerdo", añadió Berggren, "que incluso le pregunté al principio de Largo viaje hacia la noche por qué no se iba a casa y me respondió que sólo porque temía que nos peleáramos".
"Para mí ha sido como trabajar con un guru", expresó a su vez Peter Stormare, intérprete del joven hijo tísico, Edmund; "puse el corazón a sus pies y él lo trató con delicadeza"
Stormare, que ha sido el Harrilet, de Bergman, respecto de la función del director de escena, afirmó: "Es instaurar un espacio cerrado donde yo pueda desenvolverme como me gusta, como un caballo salvaje. Necesito tener las fronteras bien marcadas, pero sin sentirme encerrado; con Bergman es así".
"El momento más importante para mí es la primera vez que te encuentras con el papel", dijo Berggren; "unas veces te toca y es, bueno, indescriptible. Otras veces tienes que trabajar y trabajar antes de conseguir una relación con el papel". "No hay método; es como lo que hace un pintor: elegir y mezclar colores, sólo que yo los colores los tengo en mi interior", añadió.
"Yo considero que lo más importante es encontrar el porqué del personaje", expresó Katarina Gustafsson, intérprete del papel de Cathleen; "entonce s, después, busco el paralelo conmigo, lo que tiene él en común conmigo".
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