Frenar el dólar
EL INTENTO de los bancos centrales de los principales países industrializados de frenar la subida del dólar es la consecuencia directa de los acuerdos adoptados hace unos días por el llamado Grupo de los Siete, que reúne en su seno a Estados Unidos, Japón, Alemania Occidental, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá. En el comunicado se dice que "la subida del dólar en los últimos meses es incompatible con las tendencias de fondo de la economía mundial a largo plazo". Dicho de otra manera, la corrección de los desequilibrios de las balanzas por cuenta corriente de Estados Unidos, Japón y Alemania Occidental no se podrá llevar a cabo con un dólar fuerte.En los últimos meses se ha recorrido algo, muy poco desde luego, del camino que conduce a la reducción de los desequilibrios económicos en el mundo. En términos reales, las exportaciones de Estados Unidos están creciendo a un ritmo mucho más elevado que las importaciones; para este año, la OCDE preveía en junio un aumento del 11 % de las primeras y del 5% de las segundas. Aun así, el déficit por cuenta corriente de Estados Unidos en 1989 permanecerá en torno a los 120.000 millones de dólares, equivalentes a un 2,3% del PIB. Es un déficit importante por su volumen absoluto y por las distorsiones que produce en el equilibrio mundial, pero menor, en términos relativos, del que corresponde a España, que rondará este año el 3%. del PIB. No parece, pues, que las autoridades españolas tengan muchos argumentos para predicar el ajuste exterior de Estados Unidos y descartar olímpicamente el restablecimiento de los equilibrios básicos de la economía española.
En Estados Unidos se han elevado voces para rechazar la tesis del debilitamiento del dólar. Arguyen que, en términos de paridad del poder adquisitivo, el ajuste se ha realizado ya, puesto que un dólar adquiere en Estados Unidos más bienes y servicios que 1,90 marcos en Alemania Occidental. También afirman que obtener el ajuste por una simple intervención de los bancos en los mercados de cambio omite una par te esencial del problema; a saber, que la demanda in tema de Estados Unidos está creciendo a un ritmo incompatible con el reequilibrio del sector exterior. Se trata de un argumento importante que debe, sin embargo, ser considerado con precaución, ya que el crecimiento económico mundial de los últimos años ha estado alimentado por el crecimiento de Estados Unidos. Una brusca desaceleración de esta economía acarrearía un grave problema a escala mundial si, como parece, Alemania Occidental y Japón son incapaces de asegurar el relevo.
Los mercados, en cualquier caso, apuestan por el dólar fuerte, tal vez porque no hay en el mundo muchos lugares donde colocar los excedentes de Alemania Occidental y de Japón. Si la apuesta se mantiene, lo más probable es que se pase de la fase de cooperación de los bancos centrales en los mercados de divisas al manejo de los tipos de interés. Sería un paso adicional por el camino de un ajuste del que, por ahora, no se disciernen los perfiles con claridad.
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