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Los negocios inmobiliarios de Zappala son su máximo aval para designarle embajador de EE UU en España

"Su impresionante experiencia en negocios inmobiliarios, junto a sus actividades cívicas, convierten al señor [Joseph] Zappala en un excelente candidato para ser embajador de Estados Unidos en España". Ésta es la escueta conclusión a la que llega el Departamento de Estado norteamericano para justificar el nombramiento de Zappala como representante diplomático de su país en Madrid en el preceptivo certificado de competencia enviado al Senado para conseguir su confirmación definitiva por la Cámara alta, prevista para el lunes 2 de octubre.

El certificado, considerado por el Departamento como secreto y al que ha tenido acceso EL PAÍS, constituye un poema de brevedad. Consta sólo de tres párrafos. En el primero se enumeran los cargos actuales del nuevo embajador-designado, que van desde la presidencia de la firma inmobiliaria que lleva su nombre en Florida hasta su pertenencia a la Liga Atlética de la Policía.El segundo párrafo da cuenta de los cargos que ha desempeñado en el Partido Republicano hasta el momento, entre ellos miembro del Equipo 100 -hay que donar al partido 100.000 dolares (unos 12 millones de pesetas) para entrar en él- y copresidente del comité financiero nacional republicano para el Estado de Florida.

La conclusión después de los dos párrafos de currículo es la siguiente: "El señor Zappala es graduado por el Instituto de Finanzas de Nueva York. Su impresionante experiencia en asuntos inmobiliarios, junto a sus actividades cívicas le califican como un excelente candidato para la Embajada de Estados Unidos en España". Con esta competencia no es extraño que el senador Paul Sarbanes, demócrata por Maryland, haya exclamado: "Si la Administración se empeña en nombrar embajadores a los que realizan grandes contribuciones económicas a las campañas presidenciales, entonces habría que subastar las embajadas e ingresar el dinero procedente de esas subastas en el Tesoro público".

Joseph Zappala, un rico constructor de Saint Petersburg (Florida) de 55 años, no habla español, no tiene título universitario, carece de experiencia exterior y el único mérito para representar a su país en Madrid parece ser haber contribuido con 126.000 dólares (unos 15 millones de pesetas) a la campaña de George Bush.

La polémica registrada por los nombramientos de Zappala y de otros nuevos embajadores no es nueva. Cada vez que una Administración llega al poder tras unas elecciones presidenciales, los nombramientos de nuevos jefes de misión hacen saltar la chispa y comienzan los argumentos, generalmente provocados por el partido de la oposición, en este caso el Demócrata, que tiene mayoría en ambas Cámaras del Congreso.

El 65% son de carrera

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El récord de Bush con el nombramiento de embajadores políticos no es malo, comparado con algunos de sus antecesores. De los 141 embajadores norteamericanos en el exterior, 91 son de carrera, lo que significa una proporción del 65%, un 2% más que durante la anterior Administración. Incluso Bush ha prometido no relevar en los próximos tres años a los embajadores que están en la actualidad desempeñando el puesto. Lo que pasa es que de los 44 nuevos nombramientos, 30 son políticos y sólo 14 de carrera, lo que equivale al 68%.De esos nombramientos políticos, varios, entre ellos el de Zappala, han sido duramente criticados por destacados miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado en las sesiones donde se discutieron sus confirmaciones. Zappala consiguió su confirmación en el comité el pasado 25 de Julio por un solo voto de diferencia. El senador Sarbanes ha anunciado que el lunes intentará de nuevo ante el pleno del Senado que la Cámara alta rechace el nombramiento de Zappala y de otros dos embajadores pendientes de confirmación, el de Australia y el de Nueva Zelanda. Fuentes del Senado han informado a EL PAÍS que en estos momentos hay 55 senadores a favor de la confirmación y 45 en contra, aunque los números pueden cambiar.

La polémica esta vez ha traspasado los límites del Senado. La Influyente Asociación de Funcionarios del Servicio Exterior (AFSA), que agrupa a más de 6.000 antiguos embajadores y personal diplomático de carrera, hizo circular a principios de julio un comunicado de protesta por la designación de Zappala, en el que señalaba la importancia de España y las pocas calificaciones que, a su entender, tenía Zappala para desempeñar el puesto. "España es un importante país de la OTAN y de la CE en el que Estados Unidos tiene importantes bases aéreas y navales políticamente vulnerables". "¿No debería un potencial embajador en España hablar español, conocer algo sobre Europa, el Mediterráneo, su Gobierno y su política exterior?", se preguntaba la AFSA, que no encontraba respuesta a su pregunta en la lectura del certificado de competencia sobre Zappala redactado por el Departamento de Estado.

El pasado lunes 9, la asociación presentó una demanda judicial contra el Departamento de Estado para que éste haga públicos a partir de ahora todos los certificados de competencia de los embajadores designados, sean políticos o de carrera. El Departamento se ha venido amparando en la confidencialidad de los documentos para negarse a su publicación.

De acuerdo con la ley del servicio exterior, sección 304, "un individuo nombrado o designado como jefe de misión debe poseer una competencia claramente demostrada para el puesto, incluido el conocimiento de la lengua principal del país donde deba prestar sus servicios, así como conocimientos y comprensión de la historia, la cultura y las instituciones políticas y culturales de ese país- ' Al mismo tiempo, el párrafo tercero de la sección 304 de dicha ley estipula que Ias contribuciones a las campañas políticas no deben ser un factor en el nombramiento de un individuo como jefe de misión".

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