Condones
"Es necesario llevar un condón en el bolsillo del pantalón", recomendaban los abuelos cuando los nietos se hacían hombrecitos y les daban la llave del portal. Distinto era que les proveyeran de condones; hasta ahí podíamos llegar. Cada cual había de ingeniárselas como podía, y solía poder poco, porque las parvas asignaciones familiares no alcanzaban para el condón. Soluciones alternativas consistían en el coitus interruptus, en pedir prestado el condón a un amigo, en fabricarlo casero. Muchos paquetes han cogido y, muchos bautizos han celebrado los ciudadanos con estas soluciones alternativas, evidentemente nada seguras, aunque peor les hubiera ido sin ellas.La democracia ha abierto mejores perspectivas para los ciudadanos, que pueden reclamar condones al Ayuntamiento. Obviamente, los ayuntamientos no están sólo para cobrar la contribución y poner multas. Los ayuntamientos tienen la obligación de vigilar la salud de los ciudadanos e impedir embarazos no deseados, para lo cual han de dar condones a cuantos estén en el padrón, y además explicar, su uso. Porque hay quienes creen que el condón sirve para hacer globitos, hay quienes lo llevan puesto todo el santo día por si acaso y hay quienes se hacen tal lío al colocárselo, que acaban rompiéndolo.
Algunos alcaldes se niegan a repartir condones por prejuicios confesionales, e incurren en error histórico, pues, según dice la sabiduría popular: "Gallarda brava no cree en Dios". Y añade: "Cuando la gana de triquitraca aprieta, ni la paz de los muertos se respeta". Pero, claro, la sabiduría popular no les importa a esos alcaldes retrógrados, y su insensibilidad va a provocar que hayan de ser los padres de familia, finalmente, quienes compren a sus hijos el condón y les expliquen además la conveniencia de su uso; como si los padres de familia no tuvieran mejor cosa que hacer en la vida. Y los huérfanos, a apearse en marcha.
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