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Los países en desarrollo denuncian su marginación ante el Fondo Monetario

Enric González

El Grupo de los 24, que representa a los países en desarrollo ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), inició ayer una reunión en Washington para debatir una agenda en la que destacaban los temas de la deuda externa, la revisión de las cuotas del fondo y la situación económica internacional. En dicha agenda previa, el G-24 denuncia la marginación de los países en desarrollo en la adopción de políticas económicas de repercusión mundial, provocada por la creciente influencia de las reuniones del G-7, que agrupa a las siete mayores potencias industriales, en detrimento de la Organización de las Naciones Unidas y demás organismos multilaterales.

El Grupo de los 24 afirma asimismo que las medidas macroeconómicas adoptadas por los países industrializados perjudican gravemente a los países en desarrollo.La agenda, preparada por el comité intergubernamental del G-24, señala que los países altamente endeudados "siguen mostrando una disminución en la tasa de crecimiento de su producto interior bruto (PIB), que se calcula en una media del 0,4% a final de este año frente al 1,1 %de 1988". Tal disminución se ve acompañada por "crecientes presiones inflacionistas (una media del 215,2% este año frente al 167% del año pasado)".

El G-24 atribuye este empeoramiento al "todavía excesivo peso de la deuda externa" y, sobre todo, a las políticas maeroeconómicas de los países industrializados, tendentes a controlar la inflación, el desempleo y los desequilibrios externos.

"Las medidas de restricción monetaria tomadas por esos países para contener su inflación provocan el alza de los tipos de interés y desestabilizan los tipos de cambio", señala la agenda, "agravando el problema de la deuda".

Aún así, este año la deuda global de los países en desarrollo disminuirá en un 0,3%, porcentaje que el G-24 considera muy insuficiente. Para mejorar la situación, urge de nuevo a los bancos comerciales a que adopten "actitudes realistas y constructivas en sus negociaciones con los países deudores y a que concluyan rápidamente, sin excepciones, acuerdos financieros de reducción de deuda".

En este sentido, el G-24 valora positivamente la filosofía del Plan Brady, pero puntualiza que es aún demasiado pronto para juzgar su eficacia. Añade la petición, uniéndose a la efectuada por Kuwait ante los Países No Alineados en su asamblea de Belgrado, de que el secretario general de la ONU convoque dentro de los próximos seis meses una reunión de países acreedores para que unifiquen sus criterios ante el problema de la deuda externa y su reducción.

Revisión de cuotas

Acerca de la revisión de cuotas del FMI, que debía haberse efectuado el año pasado y que se encuentra aún bloqueada por las reticencias provenientes de Estados Unidos, Reino Unido y República Federal de Alemania, el G-24 pone de manifiesto la necesidad de que el incremento de las aportaciones de los 152 países miembros tenga lugar antes del próximo mes de diciembre, cumpliendo el compromiso adoptado en abril por la propia asamblea del FMI.Pero expresa su miedo a que la revisión provoque una reducción global, tanto en cuotas como en votos, del peso de los países en desarrollo dentro del organismo.

Asimismo, el G-24 critica los criterios de colocación de las reservas del FMI, cuyo presupuesto anual asciende a unos 120.000 millones de dólares. Las reservas se invierten en oro, en su mayor parte, y en activos financieros emitidos por las grandes potencias, fundamentalmente EE UU.

Los países en desarrollo señalan que una parte de esas reservas podrían colocarse en los países más necesitados de inversiones, lo que ayudaría a aliviar su situación y su deuda externa.

El G-24 fue creado en 1972 como organismo externo vinculado al FMI y está compuesto por Argelia, Argentina, Brasil, Colombia, Costa de Marfil, Egipto, Etiopía, Gabón, Ghana, Guatemala, India, Irán, Líbano, México, Nigeria, Pakistán, Perú, Filipinas, Sri Lanka, Siria, Trinidad Tobajo, Venezuela, Yugoslavia y Zaire, con la presencia de China como país observador.

El proceso de fortalecimiento del dólar frente a las divisas internacionales se prevé que sea uno de los asuntos prioritarios que tratará el G-7 en su reunión de mañana domingo. En los últimos meses el dólar se revaluó un 10% frente al resto de las monedas fuertes, en especial al yen japonés y al marco alemán, lo que según los expertos representa un reto para la credibilidad de las políticas de coordinación de los países industrializados.

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