Desestimada la fusión del Amro Bank y la Société Générale de Banque

La fusión que el Amro Bank holandés y el Générale Bank belga discutían desde el pasado 12 de febrero de 1988 no tendrá lugar "por razones jurídicas, de autonomía e impuestos", según informaron ayer sus respectivos directores, R. J. Nelissen y P. E. Janssen, en la sede central del Amro en Amsterdam. Ambas entidades tenían un 10% de las acciones de cada capital en la sociedad Tuba y podían ampliar la cifra hasta un 25%. Con la ruptura recuperarán una parte del porcentaje y dejarán que el resto sea adquirido por terceros.

Los beneficios obtenidos por Tuba aparecerán en el futuro balance anual de cada banco y engrosarán luego sus presupuestos generales. La Bolsa de Amsterdam suspendió ayer la cotización de valores de ambos bancos, hasta que la noticia de la ruptura se hizo pública. A pesar de la medida, la jornada transcurrió normalmente.A partir de ahora, los dos bancos tratarán de afianzar su posición nacional para negociar en igualdad de condiciones acuerdos comerciales que disfrutarán de un trato preferente. Ninguna de las cinco oficinas europeas que cada uno posee en Bélgica y Holanda sufrirá cambios. Según portavoces del Amro Bank, la red podría ser incluso ampliada. Los programas comunes de entrenamiento y la explotación de sistemas técnicos tampoco variarán sus bases.

Los problemas culturales e idiomáticos (Générale Bank es un banco francófono y Amro Bank opera en holandés) fueron rechazados ayer en Amsterdam, pero, al parecer, también han pesado a la hora de paralizar las conversaciones.

Saliendo al paso de aquéllos, P. E. Janssen, que dirige el banco belga desde principios de este año, ya trató de aliviarlos diciendo que la firma de una fusión no significaba que se fuera a hablar holandés en Lieja.

Según el máximo difusor del malogrado acuerdo, ni clientes ni accionistas iban a experimentar cambios en su que hacer con el Générale Bank, que sólo pretendía prepararse para la llegada del mercado único de 1992.