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Jim McBride: "No me cae simpático ese Jerry Lee Lewis"

El director de la película sobre el personaje considera que el cantante "es una persona increíblemente egoísta"

Breathless (Sin aliento), un remake muy libre de A bout de souffle, de Jean-Luc Godard, dirigido por Jim McBride, es también el título de uno de los grandes éxitos de Jerry Lee Lewis. En la banda sonora de aquella película, interpretada por una pareja explosiva, Richard Gere y Valerie Kaprinsky, se advertía la admiración y el homenaje de McBride hacia el intérprete americano de 53 años. Su opinión ha debido de variar en el transcurso del rodaje de Gran bola de fuego, a juzgar por la opinión del cineasta: "No me cae simpático ese Jerry Lee Lewis". Lo considera una persona "increíblemente egoísta", y razona instalado en San Sebastián rodeado de la atmósfera de este festival que él ha abierto con Gran bola de fuego.

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McBride desmiente que el músico, cuyo rock and roll en directo fue el más frenético de los años cincuenta, entrase a saco en el plató del rodaje pistola en mano, aunque sí dice haber oído que lo hizo durante una grabación de la banda sonora. Tres años de la década de los cincuenta, los de sus mayores éxitos, son los que recorre Gran bola de fuego: entre 1956 y 1959.

"El era más amable en aquella época, y las cosas que acontecieron para crearle esa leyenda de hombre terrible que tiene sucedieron después", dice McBride. "Es verdad que se convirtió en un monstruo y que ha hecho cosas horribles. He leído otros libros y guiones que destacan este aspecto, pero, sinceramente, los encontré menos interesantes que la época de los cincuenta porque ya son la historia de un hombre no sólo loco y atemorizador sino también bastante estúpido, que hace las mismas cosas una y otra vez, que no aprende nada de su experiencia, que es incapaz de mantener relaciones abiertas con otras personas y que, en definitiva, hace cosas inferiores a las de los cincuenta, aun cuando reconozco que desde entonces ha tenido algunos destellos musicalmente magníficos".

No parece muy impresionado a estas alturas Jim McBride por Jerry Lee Lewis, y cuenta que recomendó a sus actores que no tratasen con los personajes reales de la historia, en caso de que vivieran; entre otras cosas, para no tener que afrontar situaciones como la que se produjo con Sam Philips, el cerebro de la Sun Records, quien impuso cambios en el guión de las escenas en las que él aparecía.

Mala relación

McBride no logró que se cumpliese su consejo con Dennis Quaid, el protagonista, y éste tuvo una relación con su personaje que acabó mal. "En el trato, Quaid cambió bastante su concepción de Lewis. No es lo mismo un Lewis de 53 años, amargado tras una vida muy difícil, que el de 1946, que era más inocente, esa parte que he querido buscar. A Quaid se le acoplaban modos del espíritu amargo de Lewis, por lo que teníamos que trabajar bastante antes de filmar para que se desprendiese de ellos".

McBnde piensa que sus trabajos para la industria asentada en Hollywood —Sin aliento, Mi querido detective y Gran bola de fuego— no han quebrado la unidad de sustancia y estilo de una carrera que inició brillantemente en el cine independiente neoyorquino de principios de los setenta. En Sin aliento dice haberse servido como fondo de la música de Lewis por la fascinación que sentía hacia sus composiciones, "además de que su imagen de rebeldía social y anticonformismo cuadraba muy bien como modelo para el personaje que interpreta Richard Gere".

Ahora, Jerry Lee Lewis ya no le cae bien. "Lo encuentro una persona increíblemente egoísta. Parece cierto que los grandes genios suelen tener elevadas dosis, pero el egoísmo de Lewis eclipsa al del resto del mundo".

"No tengo conocimiento de que él haya hecho declaraciones en contra de la película", concluye. "Y sí que ha dicho que la adoraba. De todas formas, me trae sin cuidado su opinión".

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