La nueva flexibilidad soviética es la principal esperanza de paz en el Cuerno de África
La nueva disposición negociadora de la Unión Soviética es el principal factor de optimismo para la resolución del más largo y cruento conflicto civil africano, el que enfrenta al Gobierno marxista de Etiopía con la guerrilla separatista eritrea, según han coincidido medio centenar de expertos reunidos desde ayer en la universidad de Alcalá de Henares para debatir la crisis del Cuerno de África, la conflictiva zona nororiental del continente.La reunión coincide con el primer diálogo directo entre ambas partes en conflicto, que tiene lugar en Atlanta, EE UU, bajo los auspicios del ex presidente Jimmy Carter. Pese a que el presidente etíope, Mengistu Haile Mariam, acusó ayer a los representantes rebeldes en la conferencia de Atlanta de no querer la paz, el diálogo continuará hoy con expectativas de alcanzar un acuerdo para proseguir las negociaciones en El Cairo.
"Sentarse a negociar y aceptar que no hay una solución puramente militar ya es una revolución esperanzadora. Es el comienzo de un largo proceso de paz", dijo Nzongola-Ntalaja, profesor universitario en Washington y organizador de la conferencia de Alcalá de Henares, que finalizará mañana.
Los envíos de armas
Aunque los expertos reunidos desde ayer coincidieron en que alcanzar la paz en la región -una de las más pobres del mundo, que incluye a Somalía, Sudán, Etiopía, Yibuti y el norte de Kenia- es ahora más difícil que hace una década, destacaron que la nueva actitud favorable al diálogo de Moscú puede incentivar una vía de solución.
La URSS ha advertido al régimen de Etiopía que restringirá sus envíos de armas para combatir a la guerrilla eritrea y ha hecho saber su disposición favorable al diálogo patrocinando la conferencia de Atlanta. "Los soviéticos están presionando a sus alíados etíopes para que adopten una actitud más flexible y moderada en los conflictos del Cuerno de África", afirmó ayer en Alcalá el ex ministro de Exteriores de Nigeria, Ibrahim Gambari.
El régimen de Mengistu, además, se ve enfrentado a disídencias internas provocadas por el cansancio de la guerra, que dura ya 28 años, que se expresó el mes pasado en un intento de golpe de Estado organizado por oficiales que exigían negociar el fin del conflicto.
El régimen de Mohamed Siad Barré en Somalia, que también enfrenta una fuerte guerrilla en el norte del país, está por su parte bajo presión de su aliado norteamericano, que ha suprimido una ayuda de 36 millones de dólares para 1988 y 1989 en protesta contra las repetidas violaciones de los derechos humanos en ese país.
Siad Barré, que cumplirá 20 años en el poder el mes próximo, anuncié el mes pasado la introducción del multipartidismo, con vistas a realizar elecciones libres en 1990.
Sudán, donde la guerrilla armada controla gran parte del sur del país, también se encamina a una solución pactada tras el golpe de Estado encabezado en junio pasado por un grupo de coroneles que manifestaron su intención de negociar el fin de la guerra.
Sin embargo, según han afirmado los participantes en la conferencia de Alcalá, la profundidad de los conflictos étnicos, la extensa crisis económica causada por la guerra, la falta de democracía y la ineficaz organización estatal hacen prever un largo camino antes de una completa estabilización en la zona.
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