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COPA DEL MUNDO DE ATLETISMO

Maragall siente "vergüenza ajena" por la pitada en el estadio Olímpico

EL PAÍS El alcalde de Barcelona, el socialista Pasqual Maragall, manifestó en la mañana de ayer haber sentido "vergüenza ajena por los silbidos en el estadio Olímpico", que fueron dirigidos el pasado viernes contra los Reyes, el himno nacional y el propio alcalde. Este boicoteo fue protagonizado por las juventudes de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y grupos nacionalistas radicales. Mientras el alcalde de Barcelona aseguraba ayer que técnicamente todo había salido bien, el presidente de la Generalitat y de CDC, Jordi Pujol, rehusó comentar los abucheos. Pujol afirmó: "Quedan tres años para rectificar los errores que se vivieron". Fuentes próximas a la presidencia de la Generalitat indicaron: "En un país democrático, en un Estado de derecho, no está prohibido que se agiten banderitas ni que alguien silbe".

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Maragall, que en la mañana de ayer recorrió el barcelonés barrio de Sant Andreu, declaró a Instancias de los informadores que lo ocurrido "fue una pena, una lástima. Todo en el estadio funcionó, fue magnífico, los atletas están encantados, los federativos también. Y de no ser por los silbidos, la jornada hubiera sido redonda". Por la tarde, en una conferencia de prensa celebrada en el propio estadio, el alcalde de Barcelona volvió a repetir algunos de estas ideas. "Cuando se anunció la protesta dije que el independentismo es una opción legítima, siempre que no se expresara de una manera violenta; ayer [por el pasado viernes] no hubo violencia pero mi opinión sobre lo que ocurrió es lamentable", dijo Maragall, para quien es "una pena que en un día de alegría para toda Barcelona, Cataluña y España no prevaleciera la alegría que debía imperar". Una de las reivindicaciones de los boicoteadores de la inaguración esconseguir un Comité Olímpico Catalán, lo que Maragall ve difícil antes de 1992.Lo sucedido en el estadio Olímpico el pasado viernes, según Maragall, "merece una reflexión profunda", pero, a bote pronto, el alcalde afirmó: "Nos puede hacer caer a todos la cara de vergüenza, por haber perdido una oportunidad, delante del mundo y del resto de España, de celebrar la recuperación del esta dio, cuando además resulta que guste o no, lo ha pagado el Gobierno español. La protesta me hizo sentir mal internamente aunque no me preocupó. Eran cuatro gatos los que protestaban, cuatro grupitos que detrás tienen todo lo que tienen, claro".

La Oficina del Portavoz del Gobierno, que sin entrar en valoraciones, calificó los incidentes de "lamentables, aunque no consiguileron su objetivo: deslucir la inauguración y ensombrecer las perspectivas de la celebración de los JJ OO".

El secretario de Organización del PSC, Josep Maria Sala, responsabilizó a Jordi Pujol, y a su partido, "del triste espectáculo" protagonizado en la ceremonia ínaugural del estadio Olímpico por las juventudes convergentes y grupos nacionalistas radicales encabezados por la organización independentista Crida a la Solidaritat".

El dirigente del PSC añadió que mientras el presidente Pujol estaba "junto al Rey y las otras autoridades en el palco presidencial, sus cachorros silbaban e increpaban a las mismas autoridades con las que Pujol compartía palco". Sala indicó que el término "cachorros" fue utilizado "por algunos dirigentes de CDC cuando al acabar el acto decían: 'Qué bien lo han hecho nuestros cachorros'". Precisamente esta terminología fue utilizada por un político catalán que, al concluir el acto inaugural, se dirigió al presidente Pujol y a su esposa, Marta Ferrusola, para decirles irónicamente: "Os felicito; os ha salido muy bien", según indicaron en medios políticos a este diario. De esta manera, el político se refería al boicoteo en el que tornaron parte los jóvenes del partido de Pujol.

El propio presidente de la Generalitat dio a entender -en el debate de política general, celebrado en octubre del año pasado en el Parlamento catalán- que su Gobierno no apoyaría a fondo el proyecto de los Juegos si no se garantizaba de una manera clara que la identidad catalana sería defendida. Fuentes próximas a la Presidencia de la Generalitat indicaron: "En un país democrático, en un Estado de derecho, no está prohibido ni que se agiten banderitas, ni que alguien silbe". Las mismas fuentes señalaron: "Lo único que destacamos [el Gobierno de la Generalitat] es la nefasta organización del acontecimiento, tal como también señala toda la Prensa europea".

Objetivo cumplido

El presidente del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Enrique Lacalle, manifestó que "los lamentables pitidos no reflejan ni la forma de ser ni el sentir del pueblo catalán". En contraste con estas declaraciones, Carles Riera, dirigente de la Crida, consideró que el boicoteo constituyó un éxito para sus inte reses. La Crida había convocado expresamente a sus militantes y simpatizantes a mostrar "hostilidad y beligerancia" con "todo aquello que simbolice un obstáculo para la soberanía nacional de Cataluña". Riera, que consideró el boicoteo "como una crítica hacia la españolización del acto", indicó que "la primera carrera la hemos ganado". El dirigente de la Crida aludía con esta frase a la prueba de fuego que constituía la ceremonia inaugural del estadio y de la V Copa del Mundo de Atletismo de cara a los Juegos Olímpicos de 1992.

Ricard Martínez, de 25 años, Tomeu Martí, de 23 y un tercer joven de 21 años cuya identidad no ha sido facilitada fueron puestos en libertad durante la noche del viernes tras prestar declaración en las dependencias policiales. Los tres jóvenes fueron detenidos por la dotación de un helicóptero de la Policía cuando lanzaban cohetes desde el cementerio de Montjuïc, situado en las inmediaciones del estadio.

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