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Entrevista:

"No veo en España una tendencia a reducir el presupuesto de Defensa"

Rafael de la Cruz, secretario de Estado de Defensa

Miguel González

Rafael de la Cruz, secretario de Estado de Defensa, cree que España va a mantener en los próximos años su actual nivel de gasto militar, en torno al 2% del producto interior bruto (PIB), pese al clima de distensión mundial. En su opinión, los presupuestos de Defensa contribuyen al fomento de la industria de alta tecnología, lo que debe ser considerado a la hora de decidir su volumen. Precisamente, la industria militar española está inmersa en estos momentos en un proceso de reestructuración que debe culminar antes de finales de año, según las previsiones del ministerio.

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Pregunta. ¿Cómo han afectado al Ministerio de Defensa los dos recortes presupuestarios de este año?Respuesta. Han tenido un impacto considerable. Es evidente que cuando quieres retirar dinero de un presupuesto, el capítulo de personal apenas puede sufrir recortes; es un capítulo comprometido. Por tanto, debes recortar aquellas partidas que te permiten dejar de hacer cosas, y ésas no son las que repercuten en el funcionamiento del sistema, sino las de expansión. En Defensa hemos tenido que recortar 45.000 millones de pesetas, y el 90% de ese dinero ha salido de las inversiones. Para hacerse una idea, el capítulo de inversiones para 1989 crecía un 11 % respecto al año anterior; pues bien, el recorte ha supuesto un 12% de ese presupuesto. Por tanto, hemos reducido el capítulo de inversiones en un 1% en términos nominales.

P. ¿Ha incidido el recorte en algún programa concreto?

R. Ha incidido en muchos programas concretos, que van de la electrónica al armamento, pasando por la infraestructura y las telecomunicaciones. Hemos procurado repartir el impacto entre todos los sectores suministradores de las Fuerzas Armadas, tanto nacionales como extranjeros. Ha afectado sobre todo a programas que pensábamos contratar este año, pues no puedes recortar pagos de programas plurianuales ya iniciados a no ser que acuerdes una posposición de pagos, lo que genera intereses. En todo caso, contrataremos otros programas que son más prioritarios que los recortados.

Clima de distensión

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P. Por lo que se ha filtrado, los gastos de Defensa crecerán un 2,5% el año que viene. R. Ninguna cifra es definitiva, pues estamos viendo los presupuestos preliminares, y yo tengo que remitirme al final de la discusión. Lo cierto es que el presupuesto de Defensa tiene una ley de dotaciones que fija su ritmo de crecimiento y ampara una línea de actuación a medio plazo. Por otra parte, el hecho de que este ministerio ceda posiciones dentro de los Presupuestos del Estado no es algo nuevo, viene de los años 1981-1982, cuando los gastos de Defensa suponían alrededor del 11% del total, y ahora no llegan al 8%. Por tanto, ha habido en estos años una cesión de recursos desde la defensa a otras funciones que la sociedad demandaba, como la mejora de las infraestructuras. Lo que pasa es que el presupuesto público ha tenido un crecimiento constante, y eso ha hecho posible que a pesar de todo los gastos de Defensa se mantengan en torno al 2% del producto interior bruto, lo que nos ha permitido abordar la necesaria modernización de las Fuerzas Armadas.

P. Parece que Defensa deberá apretarse el cinturón en 1990.

R. España es hoy un país incardinado en las tendencias políticas y económicas de su entorno. Actualmente hay una tendencia clara a la reducción de los presupuestos de Defensa en todo el mundo debido al clima de menos tensión por el que hay que felicitarse. De todas formas yo no veo en España, de momento, una tendencia a la reducción expresa del presupuesto de Defensa, por debajo de ese nivel de alrededor del 2% del PIB. Creo que nos vamos a mantener en el volumen global de gastos de Defensa, y hay razones para pensar así, porque el presupuesto de este ministerio tiene una vertiente muy importante, que es la de servir como fomento a una industria de alta tecnología, y ese dato habrá que tenerlo en cuenta al decidir sobre su importancia.

P. ¿No va cumplir España la recomendación de la Alianza Atlántica de aumentar en un 3% en términos reales sus gastos de Defensa?

R. Yo no he observado en la Alianza un fetichismo sobre las cifras. Ha de ser un 3%. ¡Hombre!, no. Los planteamientos son más de definición de la posición estratégica de cada uno. ¿Cuál es el papel de España? ¿Lo cumple? ¿Lo cumplirá y en qué plazo? Eso es lo que importa, y no tiene que estar relacionado con una cantidad determinada de gastos de Defensa. En la medida en que España cumpla los objetivos que le corresponden, habrá que buscar el presupuesto suficiente, ni un peseta más ni menos.

P. Defensa tendrá un problema añadido el año próximo.

R._Muy negro me lo pone.

P. Me refiero a que el aumento retributivo aprobado para este año, que no se reflejaba en los. presupuestos, porque se arbitró un crédito extraordinario, supondrá un notable aumento del capítulo de personal. Si se mantiene el objetivo de que éste no sobrepase el 40% del gasto de Defensa, deberán incrementarse de forma proporcional los restantes capítulos.

R. No todo se puede tener. Es verdad que una política retributiva que hacía falta, que era una necesidad sentida y se ha podido abordar este año, ha supuesto un incremento notable de las retribuciones del departamento, y no todo cabe en un presupuesto limitado. Si suben las retribuciones un año, tendremos que compensarlo en el presupuesto para encajar las cifras que nos corresponden globalmente. Y esto lo saben las Fuerzas Armadas. La suma tiene que dar siempre 100. Si un capítulo crece más, otro crecerá menos. A mí me preocupa muy poco mantener esa proporción del 40% a cortísimo plazo, a un año o a dos vista. Me preocupa que se cumpla a largo plazo, porque es un objetivo deseado. También debo decir que el proceso de modernización avanza y va acercándose a las cotas fijadas. Llegará un momento en que tienda a estabilizarse. Entonces aumentarán los gastos de mantenimiento, porque la inversión de hoy genera mantenimiento mañana, y tan importante es adquirir un nuevo sistema como mantenerlo operativo.

P. ¿Qué supondrá la reducción de las inversiones de Defensa para la industria del sector, en plena reestructuración?

R. La industria de Defensa tiene su principal cliente en este departamento, y es lógico que esté muy atenta a la evolución de su presupuesto. Si esa industria es competitiva, mirará también a los presupuestos de otros países. El problema que se plantea con la reducción mundial de los gastos de Defensa es que todas las empresas están mirando a los presupuestos de los demás países, porque el suyo se está reduciendo también, lo que supone aumentar la competitividad a marchas forzadas. Esta es la triste realidad actual para un sector que ha tenido momentos muy elevados en cuanto a exportación. Es verdad que esta situación no afecta a todos por igual. Mientras el sector de la electrónica ha tenido una expansión importante, el de armamento es el que está sufriendo con más virulencia la reducción presupuestaria.

Concentrar para supervivir

P. Usted ha dicho que la industria de defensa debe reestructurarse antes de fin de año.R. Dije que la reestructuración es necesaria y también la concentración de empresas, con un objetivo fundamental: la supervivencia. No es un problema sólo de España. Se está dando en toda Europa una apuesta clara por la concentración, ante un entorno cada vez más competitivo. Hay líneas de productos en las que las ya somos líderes, y podemos serlo en otras, pero debemos concentrar esfuerzos mediante uniones temporales de empresas, holdings, fusiones, lo que se quiera, para que tengamos la potencia mínima que nos permita llegar a acuerdos de cooperación tecnológica con empresas extranjeras más potentes, si no desde un plano de igualdad, sí al menos desde una posición de mayor fuerza que ahora en productos en los que nos llevan gran ventaja nuestros competidores.

P. Hay intereses personales que están retrasando este proceso.

R. Ésa es la estrategia de reestructuración, y hay que hacerla cuanto antes, bien entendido que no es una imposición, de que no se hará sin consenso. Por tanto, todas las posiciones de tipo personalista deben ser arrumbadas, si es que las hay.

P. Que las hay ...

R. Pero es natural, porque se trata de intereses privados y públicos, de dominio y de competencia, que producen diferencias.

P. ¿Qué ocurrirá si el proceso no ha terminado a final de año?

R. Pues que llevaremos seis meses de retraso en la consecución de un objetivo básico y habrá que seguirlo intentando. Me gustaría que en esa fecha la reestructuración, que ahora está enfocada pero no hecha, hubiera culminado. Creo que hay tiempo suficiente para acabar este año, sin sacralizar fechas tampoco.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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