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Motín y huelga de hambre en una cárcel de Moscú

Pilar Bonet

La agitación que afecta a diversos sectores de la vida social soviética se ha reflejado en el sistema penitenciario con un motín, saldado con dos heridos, y una huelga de hambre de 500 reclusos en la cárcel de Butirski de Moscú, una vetusta institución desde donde en el pasado se enviaban los presos a Siberia. Un portavoz de la policía informó ayer que los sucesos, de los que hasta ayer habían dado cuenta tan sólo los medios de comunicación de Moscú, tuvieron lugar la noche del martes. Los problemas comenzaron de improviso, según el diario Moskovskaia Pravda, cuando los reclusos de dos celdas vecinas comenzaron a hablar entre sí contraviniendo el reglamento.

Un programa televisivo local dió el miércoles más datos sobre lo sucedido, durante la entrevista a un recluso acusado de tratar de chantajear a una banda de rock. El preso acusó a la policía de detener a . nocentes y maltratarlos, en su campaña de lucha contra la criminalidad. "¿Pero, ha visto lo que pasa aquí?", preguntó el recluso a la entrevistadora. "Claro que nos irritamos, hacemos ruído y gritamos, pero no sabemos cómo acabará nuestra lucha".

Mientras, en el frente de la agitación nacionalista, la huelga entre los trabajadores rusos continuaba ayer en Estonla y afectaba a 28 empresas industriales, según dijo telefónicamente Yuri Rudiak, uno de los dirigentes del Interdvizhenie, el movimiento que agrupa a residentes rusos en Estonia. Varias de las empresas en huelga se encuentran en Kojtla Yarve, una zona habitada por rusos. Rudiak manifestó que los huelguistas habían decidido fundar comités de diputados trabajadores y efectuar elecciones antes de que se celebren los comicios para los soviets locales el 10 de diciembre próximo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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