_
_
_
_

Kaptó: "Todos pueden expresarse"

El jefe de Ideología del PCUS tiene como primer objetivo, en el marco de la 'glasnost', formar un equipo moderno y creativo

Pilar Bonet

"La vida es la vida y en ella hay constantes cambios". Aleksandr Kaptó, jefe de la sección de Ideología del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), explica así, en una entrevista con EL PAÍS, el proceso recorrido desde que la directiva soviética, con el líder, Mijail Gorbachov, y el miembro del Politburó Vadim Medvedev a la cabeza, se opusiera a la publicación de Aleksandr Solyenitsin, a la inminente edición por todo lo alto de este escritor en la Unión Soviética.

Más información
Lenin no envejece

Aleksandir Kaptó, un ucraniano de 55 años, es el encargado de velar por el mantenimiento de las concepciones leninistas del partido en estos difíciles tiempos de lucha ideológica entre corrientes irreconciliables. Su sección, fruto de la última reorganización del aparato del Comité Central, es criticada por quienes exigen una doctrina clara en la Prensa, en la cultura y la educación. Una tarea ardua, ya que desde el Politburó soplan vientos opuestos, que se neutralizan entre sí.Kaptó, un hombre de aspecto cuidado y abundante cabellera plateada, trata de mantener un equilibrio centrista desde su amplio despacho en el nuevo edificio del Comité Central. "Mi preocupación principal es crear un colectivo de correligionarios enérgico, creativo y con movilidad, de profesionales capaces de responder a las exigencias modernas del partido, incluido el terreno ideológico", dice el funcionario. De su estancia en Cuba, como embajador entre 1986 y 1988, Kaptó, diputado del Soviet Supremo y miembro del Comité Central, recuerda con nostalgia sus encuentros con Gabriel García Márquez.

La sección de Ideología del Comité Central depende de la comisión que preside Vadim Medvedev. En noviembre, éste se manifestó contra la publicación de Archipiélago Gulag por sus puntos de vista negativos sobre la revolución y Lenin. Hoy, cuando la obra va a comenzar a aparecer en la revista Novi Mir, Kaptó relativiza aquellas afirmaciones. "Le preguntaron su punto de vista particular". "No quiero pecar de inexactitud. Hay que ver cómo se dijo exactamente, pero no hubo afirmaciones categóricas".

"Solyenitsin tiene puntos de vista negativos sobre Lenin, pero muchos intelectuales no los comparten. Será más fácil juzgar cuando se publique. Yo personalmente espero que, con una amplia democracia y absoluta glasnost (transparencia informativa), todos puedan decir lo que piensan. Aquí no vamos a tener regulaciones especiales".

¿Se dará en la ley de prensa que aprobará el Parlamento la libertad de publicación que piden los diputados del grupo interparlamentario? "Ha habido varios borradores en los que han participado muchos periodistas. El proyecto será presentado por la Unión de Periodistas, pero la opinión pública se impacienta. Habrá un artículo especial que regulará el proceso de apertura de periódicos, establecerá un procedimiento único para todo el país".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Dice Kaptó que la censura soviética "se extiende hoy sólo a los secretos estatales" y que la televisión retransmite íntegro el debate en el Soviet Supremo. Esta corresponsal asegura que esto no es cierto, que en la televisión se censuran referencias críticas a los dirigentes y revelaciones como el enfrentamiento de Gorbachov con los mariscales del Ejército.

"!Sííí! Entonces me interesaré...", afirma con gesto de sorpresa.

Al partido se le acusa de no responder a las críticas que se le hacen en la calle y en el Parlamento. Kaptó piensa que "muchos funcionarios del partido en estas circunstancias turbulentas y tensas no estuvieron a un nivel convincente. Se acumularon tantos problemas que no sé quién tiene el valor de poner los puntos sobre las íes en todas las cuestiones".

Sin alternativa

¿No le parece que ya es hora de autorizar las fracciones? "No, no me parece. Ahora con este pluralismo de opinión todos tienen posibilidad de decir lo que quieren. Además no hay una alternativa a la perestroika".

El PCUS va a adelantar a 1990 su congreso, que habrá de elegir un nuevo Comité Central y sustituir el programa y los estatutos de 1986. "Aún no hemos comenzado a trabajar concretamente en el estatuto y el programa, pero los cambios serán sustanciales", dice Kaptó, que se prepara también para un pleno sobre cuestiones intelectualesideológicas.

Algunos medios políticos piensan que la sección de Ideología del PCUS podría actuar como un gabinete de campaña electoral al estilo occidental en las elecciones municipales y republicanas que se avecinan y ante la derrota del partido en los comicios de marzo. Kaptó no contempla aún esa posibilidad y dice que su sección preparará la campaña "junto con otros instrunientos". "Los métodos no coinciden con los de los países occidentales. Nosotros tenemos nuestra propia experiencia".

El alto funcionario no tiene objeciones ante un congreso de los trabajadores. Esta idea fue propuesta por el jefe del partido de Leningrado, el cesado Yuxi Sokolov, en abril. Ahora ha sido incorporada al programa de actividades del partido.

"En los primeros años después de la revolución existía la práctica de hacer congresos por profesiones. Si no recuerdo mal, no hubo un congreso de trabajadores, y ahora en algunas regiones, incluso en la sesión del Soviet Supremo, se proponen realizarlo". Para Kaptó no hay peligro de que esto suponga una confrontación con el partido. "Si los obreros quieren debatir sus problemas, por qué no van a tener derecho.".

Las grandes huelgas son una novedad en la perestroika. ¿Cuáles son las causas en una sociedad donde, en teoría, no hay opresores ni oprimidos? "Responden a la insatisfactoria solución de muchas cuestiones sociales. Yo visitaba a menudo Donbás antes de ir a Cuba. La situación empeoró mucho en la extracción del carbón. Tal vez se acuerde del cuadro de un artista soviético que mostraba a un minero de pie con un martillo hidráulico. Es decir, que la altura de la mina le permitía sacar el carbón de pie. Poco antes de irme a Cuba estuve en Donbás, y el pasadizo tenía una altura tan baja que el minero tenía que pasarse el turno casi echado, dándose la vuelta hacia un costado o hacia el otro".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_