Basura de moda
La palabra que sólo se identificó con el desecho comienza a formar parte de la vida corriente
En los últimos tiempos, la basura ha empezado a salirse de los cubos y los vertederos. Se habla de moda basura. De comida basura. De bonos basura... Un rótulo que unifica cosas muy dispares y que, fuera de su sentido intrínseco, es utilizado como calificativo sustantivado de otros vocablos. La corriente, todavía no estudiada a fondo por los sociólogos, viene de los Estados Unidos de América..., donde empezó a propagarse en los años setenta.
El término trash, o junk, o garbage (tres formas, distintas de decir basura en EE. UU.), utilizado para llamar a la basura por su nombre, fue reivindicado por los movimientos duros underground en su auténtico sentido por oposición a la estética de lo bello. "Procede de la cultura rock y, a partir de 1976, está ligado a los grupos punkies de la tercera generación", afirma el sociólogo de la Universidad Complutense Jesús Levices.El sonido sucio dentro del rock, las películas de la serie B, los filmes de terror, los comics de erotismo desenfrenado pertenecen a esa estética que se enfrenta a lo bonito y contrasta con la línea de las vanguardias más clásicas. En medio de los imperdibles, las crestas, las hojas de afeitar, los correajes, los punkies introdujeron la basura.
Pero lo que fue y es una reivindicación de lo feístico por parte de los rockeros más duros ha pasado a ser tomado en préstamo por grupos sociales de buen ver que ninguna relación tienen con la vida en la contracultura. Una batalla underground que se ha convertido en un sello adquirido por la burguesía y por los medios financieros y de la comunicación social. También por el mundo del diseño y de la moda.
En Estados Unidos el fenómeno ha penetrado en las distintas capas sociales de la población urbana. Todos están familiarizados con la palabra que, utilizada en tales condiciones, poco recuerda a la basura real de los vertederos, aunque sí a la porquería que en la vida se viste de metáfora degradante. Tv-trash, junk-food...
Los american citizen conocen bien lo que es la Tv-trash (televisión-basura), ese programa-ataque en el que los participantes de un coloquio, elegidos especialmente contrarios, acaban en una batalla campal. O junk food (comida-basura), los ganchitos, gambas sintéticas y chucherías que llenan las tripas de los niños, engordan pero no alimentan.
Tampoco desconocen los estadounidenses lo que son lo minutos-basura, esa pequeña fracción de tiempo que se da al final de un partido cuando ya todo está perdido. Últimos minutos que ya no resuelven nada, pero que se ofrecen graciosamente. O los bonos-basura, aquellos que son lanzados por empresas que necesitan dinero y no quieren ir al mercado de capitales; bonos que tienen una rentabilidad superior a las emisiones de sociedades en buena situación pero cuyo riesgo es superior.
Televisión, bonos, comida
El fenómeno comienza a trasladarse a España más de una dé cada después y está cobrando mayor envergadura en el último año. "Aunque la penetración en los medios de comunicación y en la publicidad todavía es débil", afirma Rafael Sarró, directivo de la agencia Contrapunto "subraya la distinción entre la basura directa y declarada como neocultura, y lo que se acerca a eso de una manera más inconsciente y es expresado en algunos anuncios".Una valoración de los desperdicios que, según el sociólogo Jesús Levices, corresponde también a una corriente muy posmoderna en el sentido de diluirse en las descalificaciones de antes. En todo caso, por el momento, en España el término se mueve con significados menos duros y sobre todo en ambientes juveniles.
Así, los españoles que vieron con terror aquellos polémicos cromos de la pandilla basura, asisten hoy a un espectáculo más gratificante en el que la moda-basura ofrece un desaliño estudiado y costoso. Los rotos intencionados en unos pantalones vaqueros encarecen el producto como si, de un toque de obra de arte se tratara. Hoy esos pantalones están à la page.
También se mastica. Las rápidas hamburguesas son comida-basura valorada por su utilitarismo ready to eat y no por su calidad culinaria. Es decir, que "a España ha llegado una versión más pequefloburguesa del fenómeno y sólo en aspectos muy tangenciales", afirma Carlos Muñoz, economista, director de Unidad de Planificación y Medios, empresa vinculada al mundo publicitario.
Sólo son los comienzos de una modaque se contagia, pero que es susceptible de quedarse a medio camino. Aunque también puede darse el riesgo de que "se produzca una excesiva absorción y aplicar el concepto a hechos y comportamientos que en realidad no se dan", explica Carlos Muñoz, y aclara que en Estados Unidos el fenómeno es más perturbador y ha llegado al máximo con la Tv-basura, que "revuelve conciencias y llega a la provocación directa sobre las clases medias".
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