Una abadesa italiana busca novicias a través de una campaña de publicidad
"Las ganas vienen comiendo", dice el adagio popular, y las dominicas de clausura del monasterio Beata Margarita, de Alba, han pensado que el adagio podría ser válido también para el hambre espiritual. Y puesto que la última novicia les había llegado hace dos años, pero sólo tras haber probado, esta vez, con el consentimiento del obispo del lugar, Giulio Nicolini ex viceportavoz papal, la abadesa madre Silvia, de 46 años de edad, responsable de las 43 monjas del convento, ha decidido lanzar una original campaña publicitaria.Ofrece para los días 25, 26 y 27 de agosto tres días de permanencia en el convento, con pensión completa, completamente gratis, para las jóvenes que a partir de los 16 años de edad quieran tocar con la mano cómo se vive allí.
Piensa la superiora, junto con el obispo -que ha prometido que tambien él quiere probar los tres días de vacaciones-, que en estos tiempos en que los jóvenes buscan los valores verdes de la ecología aquella vida podría acabar gustándoles, ya que allí encontrarán silencio fisico y espiritual, un huerto privado para cada monja, la meditación, el aire puro, la comida genuina sin venenos y el futuro asegurado sinnecesidad de quebraderos de cabeza sobre la seguridad social y la jubilación. Así, el convento ha lanzado una auténtica campaña publicitaria a traves del diario católico L'Avvenire, concediendo entrevistas a las agencias y periódicos laicos y colocando pintadas y pancartas por la ciudad.
Cosquilleo interior
La madre abadesa, que lleva 20 años en aquel convento, situado a las faldas de la ciudad de Alba, ha explicado que si después de los tres días de hospitalidad gratulta alguna de las jóvenes desea hacer un suplemento de vacaciones porque aquella vida pura y sana "le ha cosquilleado el interior", puede continuar algún día más.La fecha de finales de agosto ha sido escogida aposta. Se espera que el tiempo sea menos caluroso y que, "tras haber probado las transgresiones mundanas del verano", las jóvenes puedan sentir mejor el contraste de la dulzura ascético-mística de una vida toda natural, "a caballo entre la tierra y el cielo".
En este convento de dominicas no se pone en tela de juicio los valores de la clausura total, piensan que esa ruptura radical con el mundo es lo que puede atraer a las jóvenes.
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