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El presidente de México anuncia "una nueva era" tras el acuerdo para reducir la deuda externa

Antonio Caño

El presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, anunció "una nueva era" para su país después de la firma en Washington de un acuerdo con la banca internacional que permite la reducción de alrededor del 40% de las transferencias netas de recursos mexicanos al exterior, según los cálculos oficiales. El compromiso, que contempla la primera condonación de una parte significativa del débito de un país en desarrollo, abre el camino a un nuevo entendimiento para la solución del problema de la deuda externa de América latina.

"Hoy empezamos a dejar atrás la crisis", anunció el presidente Salinas ante las pantallas de televisión a las diez de la noche del domingo, la mañana de ayer en España. Apenas un par de horas antes, el secretario de Hacienda del Gobierno mexicano, Pedro Aspe, y el presidente de la comisión de bancos internacionales, John Reed, acababan de estampar en Washington la firma que ponía punto final a cuatro meses de difíciles negociaciones.Al histórico acto asistieron también Michael Candesus, presidente del Fondo Monetario Internacional, los presidentes del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y el secretario norteamericano del Tesoro, Nicholas Brady, quien ve así consumado un paso importante para el éxito de su personal plan de alivio de la deuda del Tercer Mundo.

Carlos Salinas aseguró a sus compatriotas que ha quedado "resuelto el problema de la carga excesiva de la deuda" y que, a partir de este momento, "los recursos que antes se transferían al exterior, ahora pueden ser destinados al desarrollo, al crecimiento, a la creación de empleo". Expertos en Estados Unidos han calculado que México ha pagado en los últimos 10 años 118.000 millones de dó.ares en concepto, del servicio le su deuda, que, no sólamente no ha disminuido en ese períolo, sino que ha aumentado. El pueso de esta deuda -53.000 nillones de dólares- está conlaída con los bancos privados.

El acuerdo alcanzado con la comisión de la banca comercial, que agrupa a cerca de 500 instituciones acreedoras de México, permite fijar los intereses en un 6,25%, un 2,25% más de lo que pedía el Gobierno mexicano. Asimismo, los bancos se han comprometido a la concesión de recursos frescos por 3.000 millones de dólares anuales durante los próximos cuatro años a partir de la entrada en vigor del acuerdo, lo que está previsto para dentro de seis meses.

Créditos puente

Hasta ese momento, México contará para hacer frente a sus necesidades financieras con un crédito puente concedido por el Gobierno norteamericano de cerca de 2.000 millones de dólares y otro préstamo de igual cuantía por parte del Gobierno japonés.

En su mensaje a la nación, Salinas destacó la importancia del acuerdo alcanzado el pasado 15 de julio con el Gobierno español, que significó, según el presidente mexicano, "el primer paso" hacia el compromiso concluido el domingo. España redujo 400 millones de dólares del total de la deuda contraída por el Gobierno mexicano.

Antes del acuerdo con la banca internacional, México obtuvo en los últimos siete meses otros compromisos con el Fondo Monetario Internacional, que le abrió una línea de crédito de 4.000 millones de dólares, con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, que le prestaron 1.500 millones, y con el Club de París. La firma estampada el domingo en Washington no satisface plenamente las aspiraciones iniciales de México, que pretendía una reducción del 55% del total de la deuda, tasas del 4% y préstamos de 7.000 millones de dólares anuales, pero sí constituye un avance crucial para la reestructuración económica en este país.

Carlos Salinas anunció que no se pueden esperar resultados milagrosos de la noche a la mañana. Recordó que el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico seguirá vigente hasta marzo del año próximo y que la lucha contra la inflación seguirá siendo objetivo fundamental de su Administración. El presidente afirmó que fue gracias a "la congruencia de ese programa económico" que México puede celebrar ahora este éxito. Reconoció, sin embargo, que el acuerdo crea las bases suficientes para que México inicie un período de crecimiento económico, conforme a los planes trazados.

Salinas obtiene con este acuerdo un gran apoyo político, y la economía mexicana recibe también un fuerte espaldarazo. El presidente mencionó en su discurso que varios gobernantes de países en desarrollo le habían transmitido su convicción de que el caso mexicano serviría en el futuro de modelo para otros países que están en proceso de renegociación de sus deuda externas. "Se abre una brecha que otras naciones podrían hacer camino", dijo Salinas.

"Seriedad negociadora"

Los presidentes de los dos principales deudores del mundo, México (105.000 millones de dólares en total) y Brasil se reunieron el pasado día 13 en París con el fin de coordinar sus estrategias negociadoras. Carlos Salinas descartó el domingo la vía de la suspensión de pagos y advirtió que con "la seriedad negociadora" se llega más lejos que con "los desplantes irracionales".

En la capital francesa, Salinas se entrevistó también con el presidente de Estados Unidos, George Bush, quien le confirmó el apoyo de su Administración a los planes negociadores de México. Fuentes oficiales mexicanas han mencionado reiteradamente lo importante que ha sido para el final feliz de esta negociación la presión ejercida por el Tesoro norteamericano sobre los grandes bancos privados.

No todos los bancos acreedores tienen por qué acogerse a la reducción del 35% de su parte de deuda. Los cálculos oficiales esperan que lo hagan alrededor de la mitad de los bancos. El resto puede optar por seguir negociando con México según las nuevas tasas fijadas en el acuerdo.

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