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Tribuna
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Moralidad

El descubrimiento de una red de prostitución homosexual que operaba en las altas esferas políticas norteamericanas provocó la reunión urgente de la Anglo-Nord American Hot Line (ANAHL). "Nos tememos que el nefando vicio haya sido utilizado para birlarnos información reservada", dijo el general McVittie, y añadió: "Ustedes los ingleses tienen más experiencia en el asunto". "Bueno, tampoco es tanta", contestó el mayor Earlgrey; "algunos tipos de Oxford trabajaron como agentes dobles, pero eso fue hace tiempo, y además decidimos que se habían hecho espías y homosexuales porque eran comunistas". "Discrepo", manifestó el obispo Porridge, "creo más bien que se hicieron comunistas y espías porque eran homosexuales". "Pero ¿por qué se hicieron homosexuales", preguntó Skinner B. Scanner, el asesor en guerra psicológica. "Porque eran ateos", replicó el obispo. "Protesto", dijo McVittie, "en EE UU no hay ateos; los inculpados serán sodomitas, pero no ateos; tenemos suficientes religiones para que nadie se quede insatisfecho". "Puede que sean judíos", "Puede que sean palestinos", apuntaron a coro Von Neustadt y Bronstein, politólogos adjuntos. "No lo son", aclaró McVittie, "se trata de auténticos americanos: uno de ellos tuvo como antepasado al encargado de cepillar las biblias en el Mayflower, y de otro hizo el viaje fundacional en los retretes por el mareo, pero siempre solo".No hubo acuerdo y prosiguieron la discusión en un restaurante de alta seguridad. "Perdonen que me entrometa", dijo el camarero, "¿no han pensado ustedes que si controlan la vida sexual de sus políticos los hacen vulnerables al chantaje?". "¿Es usted comunista?", preguntó escandalizado Earlgrey. "¿Es usted homosexual?", preguntó McVittie. "¿Es usted ateo?", preguntó el obispo. "¿Es usted judío?", "¿Es usted palestino?", preguntaron a coro Von Neustadt y Bronstein. "No, solamente soy espía, pero odio el trabajo sucio".

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