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Controvertido y patriota

Janos Kadar pasará a la historia como un líder controvertido. Fue uno de los dirigentes comunistas en Europa del Este que más humanidad demostró en los duros años del estalinismo, el deshielo tras la muerte de Stalin y los graves reveses durante la era de Jruschov y la posterior fase de esclerotización brezneviana.Kadar creía que una victoria, en 1956, de las fuerzas rebeldes dirigidas por Imre Nagy habría traído consigo una tragedia aún mayor que la intervención soviética con sus miles de muertos. En cuanto pudo después, comenzó una política de reconciliación que, pese a todas sus contradicciones, mucho tuvo en común con los intentos del polaco Gomulka de los primeros años y del checo Alexander Dubcek para crear un socialismo con rostro humano. Su política de limitar la represión a la protección del régimen hizo de Hungría, ya en los setenta, un país sin el mesianismo comunista de la ortodoxia de Ulbrich y Honecker en Alemania Oriental. Kadar es también el paradigma del líder reformista comunista que, al renunciar a la implacable represión de toda disidencia y apelar a la humanidad en la política interior, desata fuerzas que finalmente amenazan la existencia del sistema. Kadar fue un político austero y honrado. También fue un patriota. La tragedia de Kadar, como de tantos otros dirigentes comunistas que creyeron en la viabilidad del proyecto de felicidad social impuesto por la fuerza, es el fracaso de este proyecto histórico, el hundimiento del sueño por el que muchos vivieron, murieron y mataron.

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Janos Kadar muere en Budapest el mismo día que se rehabilita a Imre Nagy
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