Ramallo replica
Sobre la noticia publicada por EL PAÍS titulada: "Un Juzgado investiga supuestos pagos irregulares a Luis Ramallo como corredor de comercio en excedencia", con llamada en primera página, quiero manifestar lo siguiente:1. No he sido objeto de ninguna querella por parte de nadie, como falsamente pudiera deducirse de la información publicada en EL PAÍS (1-7-1989) y de la fotografía que la acompaña, en que aparezco saliendo del Juzgado de Guardia de Madrid. La citada fotografía corresponde al día de la presentación de mi denuncia contra doña Pilar Miró por su conducta en RTVE, circunstancia que no se aclara en dicha información.
2. Mi situación profesional es la siguiente:
a) Estoy en situación de excedencia forzosa como corredor de comercio por incompatibilidad legal con el cargo de diputado.
b) Soy abogado en ejercicio, estando de alta en el Colegio de Badajoz, a cuya Junta de Gobierno pertenecí como tesorero hasta 1977, año en que dimití al ser elegido senador.
c) El hecho de que ejerzo libremente la abogacía es conocido públicamente, ha sido publicado repetidamente por la Prensa, está expresamente consignado en mi declaración de bienes y actividades presentada en el Congreso de los Diputados en cada legislatura y ha sido incluido voluntariamente por mí en el cuestionario confeccionado por la Comisión de Tráfico de Influencias.
3. Dentro de tal actividad, perfectamente compatible, legítima y transparente, realizo funciones de asesoramiento al Consejo de Corredores de Comercio. Las minutas de honorarios profesionales las giro, con el IVA correspondiente incluido, y, asimismo, son objeto de la consiguiente retención e ingreso de la cuota trimestral en Hacienda. Ministerio que, por cierto, es el que tiene competencia sobre los corredores de comercio.
4. Jamás en mi actividad parlamentaria he intervenido, directa ni indirectamente, en asuntos que tuvieran relación con la actividad o intereses del Consejo de Corredores de Comercio.
5. En el ejercicio libre de mi profesión, a la que desgraciadamente puedo dedicar poco tiempo, recurro en ocasiones a otros abogados para delegar en ellos parte de mi trabajo, tanto de clientes como de turno de oficio. Procuro, naturalmente, que tales colaboradores sean de mi confianza y, cuando es posible, de mi entorno familiar, como ocurre normalmente en cualquier despacho.
6. En cuanto a la alusión que la información hace al presidente del Consejo de Corredores, don José Bernardo Villaverde, como miembro -por razón de su cargo- de la comisión asesora de reprivatización de Rumasa, he de manifestar:
a) Que en el desarrollo de mi labor de control sobre tan grave asunto jamás he recibido ni la menor información o insinuación, a favor o en contra, por parte del señor Bernardo Villaverde.
b) Que pretender establecer, por cualquier insinuación o alusión, la más mínima duda sobre ello constituirá, por mi parte, motivo de querella criminal inmediata contra quien fuera menester.
7. En ningún momento he pensado, ni pienso, que esta actividad legítima, compatible y conocida por el ministro de Economía y Hacienda, pueda ser puesta en cuestión por nadie. La misma opinión sería, sin duda, la de cualquier compañero, y especialmente la de don Santiago Ballesteros, tarribién corredor de comercio y senador del PSOE por Segovia hasta junio de 1986, fecha hasta la que mantuvo con el consejo la misma relación profesional, dato éste que parece ignorar EL PAÍS en su información.
8. Es evidente que, si no tuviera mis asuntos profesionales tan claros y transparentes, no ejercería durante muchos años -y espero que muchos más- el tipo de oposición que tanto parece molestary que tan ridículas maniobras origina.
9. Por último, he de señalar que las cartas de rectificación tienen un valor muy limitado. El daño que produce al honor de un ciudadano una noticia inexacta que se publica a cuatro columnas en un medio de: difusión nacional no queda en iningún caso saldado por la publicación de una carta de réplica. El daño cometido es irreparable, y esta conciencia de daño es un factor esencial que distingue, en las sociedades desarrolladas, a la Prensa respetable -en la que incluyo a EL PAÍS- del periodismo de escándalo.-
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