"Debemos crecer un 1,5% más que nuestros socios en el Sistema Monetario"
El secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez, evalúa la influencia del ingreso en nuestra economía
PILAR MARCOS, Pedro Pérez, secretario de Estado de Economía, apuesta porque la economía española mantenga su diferencial de crecimiento con la Comunidad Europea. Para conseguirlo asegura que hay que evitar las tensiones que provoca un crecimiento excesivo a corto plazo. Este objetivo de freno a la demanda interna está tras la decisión -tomada el viernes- de subir el precio de los carburantes, y podría ser acompañado por otras medidas adicionales que garanticen la estabilidad a corto plazo, la mejor garantía de crecimiento, según Pérez, y una exigencia tras la incorporación de la peseta a la disciplina cambiaria del Sistema Monetario Europeo.
Pregunta. La peseta ya forma parte del Sistema Monetario Europeo y desde el viernes que se tomó la decisión sólo hemos oido hablar de las ventajas de la integración, pero también tendrá costes. ¿Cuáles son y cuándo vamos a empezar a pagarlos?Respuesta. Yo no hablaría de costes, porque éstos sólo aparecerían si no se mantiene la disciplina a que obliga el SME y esos costes no son diferentes de los que tendríamos que asumir aún fuera del Sistema de no seguir la política económica adecuada. Lo que el SME hace es denunciar en cada momento si es necesario que esa política económica sea reforzada o intensificada.
P. Pero el ministro Solchaga ha comentado que el SME va a ayudar a que la economía española consiga un aterrizaje suave. Y eso significa frenar el crecimiento, crear menos empleo.
R. No exactamente. Uno de los equívocos que se está transmitiendo estos días es que la integración en el SME vaya a suponer una reducción en el crecimiento; al contrario, lo que asegura es que la economía española va a alcanzar el máximo de crecimiento a medio y largo plazo, que es lo importante, porque un año de crecimiento corre el peligro de ser flor de un día.
P. ¿Y a corto?
R. El problema es que es erróneo pensar que un fuerte crecimiento durante un año sea bueno para la economía; esos excesos llevan a tensiones que inevitablemente desembocan en programas de ajuste que implican una reducción del crecimiento. La ventaja de nuestra incorporación al SME en este punto es que al obligarnos a mantener una disciplina constante, al obligar a mantener una política monetaria que debe estar velando permanentemente por el mantenimiento del tipo de cambio dentro de la banda del Sistema, y al reforzar el papel de la política fiscal en su papel modulador de la demanda interna asegura que no se van a producir desequilibrios que pueden convertirse en un verdadero problema a medio plazo.
P. De cara a ese medio plazo, ¿qué tasa de crecimiento podría considerarse como buena?
R. Yo hablaría en términos relativos. Lo importante es ir acortando nuestro diferencial de bienestar con respecto a Europa, lo que obliga a aspirar a que se mantengan tasas de crecimiento mayores a la media comunitaria. Me parece posible mantener un objetivo de crecimiento superior en un 1% o un 1,5% a nuestros colegas comunitarios. Este objetivo, de cumplirse, nos permitiría homologarnos al nivel de bienestar medio de la Comunidad al final de la próxima década.
P. Todo eso a medio plazo, pero el medio plazo es una suma de cortos y ahora mismo sí parece que estamos viviendo uno de esos momentos de tensión.
R. Yo creo que todos los analistas están de acuerdo en que la economía española está creciendo a un ritmo excesivo. Todos concluyen que es necesario desacelerar, porque ahora el crecimiento de la demanda interna no se traduce en un crecimiento adicional del producto interior bruto sino que se filtra hacia mayores importaciones y más desequilibrio exterior. Con el agravante de que ese déficit, de no corregirse, puede exigir a medio plazo una política de estabilización.
P. ¿Y qué es lo que aporta a esta situación el SME?
R. La entrada en el Sistema hace más evidente la necesidad de algunos ajustes y el hecho de que esto sea así por definición da más credibilidad a la política económica en su propósito de lograr estos objetivos.
P. ¿Obligará éso a variar la política seguida hasta ahora?
R. No. No es que el SME vaya a exigir un cambio en el curso de la política económica actual, que ha sido correcta a la vista de los resultados alcanzados en los pasados años, sino que elimina expectativas o dudas sobre el curso de la política económica futura.
P. ¿Significa eso que podemos esperar medidas de freno al actual crecimiento?
R. Si las circunstancias exigieran medidas adicionales, es evidente que se tomarían medidas adicionales; pero en la misma línea que se viene haciendo hasta ahora.
Campo de actuación
P. Pero la integración en el SME reduce el campo de actuación de esas políticas.
R. Es cierto que tras la integración en el Sistema Monetario Europeo la política monetaria pierde márgenes de actuación. Ahora será difícil aplicar una política monetaria que consista sólo en una elevación significativa de los tipos de interés, porque no existen márgenes para ello.
P. ¿Por qué?
R. Los márgenes se reducen porque un diferencial de tipos de interés excesivo respecto a los países de nuestro entorno provoca una fuerte entrada de capitales y, en consecuencia, presiona al alza el tipo de cambio. Pero las subidas en el tipo de cambio están acotadas por la banda del 6% del SME. Y a la inversa, en el futuro, los descensos de los tipos de interés no podrán llegar a tal punto que el diferencial con los restantes países origine una salida de capitales que presione a la baja el tipo de cambio más allá del 6% de la banda. Ésta es una restricción a la política monetaria que, evidentemente, antes no se tenía. A partir de ahora, el objetivo prioritario de la política monetaria es la estabilidad del tipo de cambio, el mantenimiento de éste dentro de la banda.
P. ¿Quiere eso decir que la autoridad monetaria ya no podrá recurrir a una subida de tipos de interés para ayudar a frenar la demanda, el crecimiento de la masa monetaria o del crédito al sector privado?
R. No exactamente, de hecho los tipos de interés están variando en el mercado estos días. Lo que sucede es que no pueden subir por encima de un límite determinado que siempre está en relación a los tipos de interés que se registran en los demás países, ya que lo relevante es el diferencial de tipos de interés.
P. ¿Se puede estimar ese diferencial?
R. Puedes tener una estimación aproximada, pero no hay una banda precisa. Evidentemente, en la medida en la que haya margen hasta el extremo de la banda hay margen para una subida de tipos de interés.
P. Con la política monetaria casi maniatada, todo el peso en situaciones de tensión como la actual recaerá en la política fiscal. Se ha hablado incluso de que el próximo presupuesto será más restrictivo. ¿Significará eso menor gasto público y una mayor carga fiscal?
R. Significa lo que se ha venido haciendo en los últimos tiempos: limitar el crecimiento del gasto público a cifras que no superen el crecimiento del producto nominal y que los ingresos, sin embargo, crezcan a un ritmo algo superior a aquél.
Desequilibrio exterior
P. Ese presupuesto más restrictivo, ¿es una consecuencia de la integración en el SME?
R. Yo diría que ya venía obligado por el crecimiento excesivo de la demanda que se ha venido observando en los últimos meses y que ha acentuado el desequilibrio exterior de la economía.
P. ¿Y eso puede solucionarse con la incorporación al SME?
R. El SME garantiza la estabilidad del tipo de cambio y eso, por sí sólo, va a favorecer el comercio exterior. Esa certidumbre permitirá un mayor crecimiento de las exportaciones y beneficiará a los exportadores porque no tendrán que asegurarse ante un tipo de cambio volátil. También beneficiará el turismo, ya que los empresarios podrán trabajar con precios ciertos en pesetas, que es lo que les preocupa.
P. Pero puede reducir la entrada de capitales, al menos a corto plazo.
R. La situación es análoga con la entrada de capitales. Cuando ésta responda a una inversión directa con la intención de localizar una actividad productiva en España y obtener una rentabilidad a medio y largo plazo, el cálculo económico para el inversor extranjero será más preciso, menos arriesgado.
P. ¿Se podrá entonces reducir el desequilibrio comercial?
R. El problema del déficit corriente no es inmediato, ya que puede financiarse fácilmente con entradas de capital a largo plazo. Sí puede convertirse en un grave problema a medio, y por eso no hay que olvidar que el principal motivo que hay detrás de ese deterioro es un crecimiento interno excesivo que hay que reducir.
"El reto es reducir el diferencial de inflación"
P. M., P. Parece que la incorporación al Sistema Monetario Europeo convierte a la inflación en un objetivo absolutamente prioritario. ¿Van a aceptar nuestros nuevos socios que España no tenga siquiera definido un objetivo de inflación?
R. Este año se definió un doble objetivo en materia de inflación. En primer lugar, que la tasa de crecimiento de los precios se sitúe por debajo del 5,8% del año pasado, y en segundo que se reduzca el diferencial de inflación con respecto a nuestros socios comunitarios. Es más, se enfatizó que aún cuando consigamos reducir la inflación en términos absolutos, si no conseguimos reducir el diferencial tendremos que forzar aún más esa reducción en términos absolutos, porque el diferencial es ahora el concepto relevante.
P. Puede explicar por qué.
R. El Sistema obliga a que haya una convergencia en materia de inflación entre todos los países pertícipes. Y dentro del SME, aquel país que consiga ganancias de productividad y competitividad mayores a la media de los restantes, el país que consiga tener una tasa de inflación inferior a la media comunitaria será el que será el que más provecho de su integración en el SME tanto en crecimiento económico como en creación de empleo.
P. ¿Y el que fracase en su lucha contra la inflación?
R. Dejar que los precios se sitúen por encima de la media supone una pérdida de competitividad, y el efecto será tener unas tasas de crecimiento menor y un ritmo de creación de empleo también más bajo. El reto a medio plazo es conseguir ganancias de productividad y competitividad superiores a la media de los restantes países partícipes.
P. ¿Podremos conseguir ese reto?
R. En estos momentos tenemos uno de los diferenciales de inflación más bajos de toda nuestra historia reciente, uno de los más bajos de los últimos diez años. Por eso creo que no debe haber ninguna duda sobre la oportunidad del momento en el que hemos decidido integrarnos en el Sistema Monetario Europeo y no sólo por el diferencial de inflación. El momento también es oportuno desde el punto de vista de la fortaleza de la economía española, de la robustez financiera de las empresas... Además, la mayoría de los ajustes ya se han llevado a cabo.
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