Sorpresas científicas en la campaña española de la Antártida
"Sorpresas, todas", coincidieron ayer en afirmar los jefes de las dos expediciones, la terrestre y la marítima, de la campaña antártica realizada por científicos y técnicos españoles al comentar su trabajo desde diciembre de 1988 a marzo de este año. La bióloga Josefina Castellví y el capitán de navío Manuel Catalán subrayaron el interés de la zona para los científicos. Castellví se encargará a partir de ahora de gestionar el programa antártico, dentro del Plan Nacional de Investigación.
Los trabajos se realizaron en la zona de las islas Shetland del Sur, archipiélago al que pertenecen las islas Livingston, donde está instalada la base española Juan Carlos l, y Decepción, donde se observa gran actividad sísmica.Manuel Catalán, que es director del Real Observatorio de la Armada, subrayó el interés de los trabajos de cartografía marina elaborados bajo su dirección en el buque oceanógrafico Las Palmas, perteneciente a la Armada española, durante la reciente campaña antártica. "Nada estaba donde se suponía que estaba según la incompleta documentación existente. Los bajos y hasta la misma isla de la Decepción estaban lejos de su supuesta situación. Si va a continuar la presencia española allí resultaba imprescindible poner al día las cartas de navegación". Los buceadores de la expedición tuvieron ocasión de ayudar en varios naufragios y el propio barco recogió náufragos del navío argentino Bahía Paraíso.
Josefina Castellví confirmó que los estudios científicos efectuados han aportado datos nuevos y sorprendentes, especialmente en bacteriología, a partir de las muestras de hielo obtenidas de los glaciares, el estudio de los líquenes y de la fauna piscícola. También se efectuaron investigaciones de meteorología, hídrología y glaciología.
Castellví va a dejar, al menos parcialmente, el trabajo de investigación, para gestionar el Programa de la Antártida, dentro del Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (l + D). Ana Crespo, presidenta de la comisión de seguimiento del programa, dijo ayer que, dada la limitación de fondos, se va a exigir un mayor selección y nivel de calidad en las investigaciones para las próximas campañas.
Con la colaboración de otros organismos, se efectuaron, a partir de instrumentos transportados en el barco oceanográfico, estudios de geología y geofisica en las islas Livingston y Decepción que han permitido, según representantes del Instituto Oceanográfico Nacional, observar en directo el rift en activo situado bajo el mar de Bransfield (zona activa tectónicamente). La actividad sísmica de la isla Decepción es una muestra de que la zona es un lugar privilegiado donde se puede observar la lenta separación de las islas Shetland del Sur del continente antártico.
Durante esta campaña se utilizó por segundo año la base Juan Carlos l, situada en Bahía Sur (Livingston) y mejorada en cuanto a sus instalaciones. Los desechos no orgánicos de la estancia fueron meticulosamente separados, triturados y envasados en sacos para ser trasladados por barco a Punta Arenas (Chile), explicó Elías Meana, jefe de la base, al comentar la vida en este enclave, formado por barracones metálicos.
Las investigaciones realizadas durante la campaña de este año han supuesto 260 millones de pesetas, 150 menos de los que se gastarán el próximo verano austral, a partir de diciembre de este año. En la expedición han participado 65 personas, entre científicos y técnicos, pertenecientes a distintas instituciones de las fuerzas armadas y centros de investigación públicos.
La mayor parte del presupuesto del programa antártico se destina hasta 1991 a la construcción de un nuevo barco oceanográfico, que todavía no tiene nombre, costará 9.000 millones de pesetas y se construye en la Empresa Nacional Bazán, en Cartagena.
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