Franco Maria Ricci: "Mi única materia prima es la elegancia"
El editor italiano prepara para octubre la versión española de su revista de arte
El aristócrata italiano Franco Maria Ricci, diseñador y editor de la revista de arte FMR, objeto imprescindible para la elite cultural y cosmopolita de Occidente, afirma que la única materia prima de su trabajo es "la elegancia, algo sin consistencia, pero que procura una lectura interior y cultural como la música". Ricci, que estuvo el pasado miércoles en Madrid invitado por Euroforum, donde habló sobre Italia, un modelo cultural-empresarial de repercusión global, opina que "Europa es una torre de Babel cuyo momento más brillante es cuando el sol está en el círculo de los países mediterráneos".
Franco Maria Ricci abandonó una exitosa vida deportiva como piloto de carreras y la profesión de geólogo para dedicarse exclusivamente al diseño y la edición. Su reconocimiento internacional llegó con la aparición, en 1982, en Italia de la revista FMR, sus propias iniciales. Actualmente, FMR, considerada por muchos la revista de arte más bella del mundo, se publica además en inglés, francés y alemán, y próximamente también en castellano. Ricci afirma que lo que más le intriga de España es "la vistosidad de la Iglesia y el pueblo, la dualidad de la espada y la cruz en todos sus grados, desde lo severo a lo erótico".El editor, que asegura sentirse fascinado con el alfabeto cirílico, prepara también una edición en ruso de FMR, con una tirada de 5.000 ejemplares, y otra dedicada a la cultura del islam, "lo que sería muy importante para España". Ricci considera su revista "el símbolo del espíritu cosmopolita", y añade que ésta es la razón de hacerla en varios idiomas.
El miedo a la belleza
Al aristócrata italiano le molestan especialmente las críticas que acusan a su revista de ser cara e intelectualmente superficial: "Lo que discrimina no es el precio, sino la belleza, que es como Dios: la comunión no cuesta nada. El miedo del público no es al precio, sino a la elegancia. Mi revista cuesta lo mismo que tres litros de gasolina". Y continúa sin poder evitar cierta exaltación: "Hay un antigua crítica populista que desconfía de las cosas bellas, lo que es igual que pensar que una chica guapa debe ser cretina". Su creador sueña con poder prescindir completamente de la publicidad en FMR, a la que ve como una forma más de "contaminación" contemporánea.Para Ricci, que dice sentirse más próximo a un polaco que a un inglés, la unidad de Europa no es real, ya que "la fractura luterana existe de verdad. La cultura barroca católica jesuítica es nuestra cultura". El editor comparte la sentencia de Victor Hugo de que la moda ha causado más daño al arte que las revoluciones: "El éxito del arte en Europa es un éxito de la moda. Hay calidad, pero también mucha mitificación, mucha política cultural más que arte. No entiendo cómo se pueden pagar tantos millones de dólares por Los girasoles, de Van Gogh, que es un mito, y cuarenta veces menos por un Mantegna".
En su opinión, "el mercado del arte no es nada comparado con el mercado de la tecnología. El cuadro es el momento de gloria de la burguesía, mientras que la tecnología es el de la sociedad. No hay escultura moderna tan bella como el Concorde, la cápsula Géminis o los misiles".
Ricci, que acaba de renovar la imagen de Alitalia, la compañía aérea de su país, convirtiéndola en "embajadora de la cultura italiana" con 50 clases de billetes de pasajeros diferentes, ha iniciado recientemente otro proyecto editorial: la colección Grand Tour, guías turístico- artísticas que muestran los monumentos de la Italia de hoy con los ojos de los viajeros cultos de los siglos XVIII y XIX. "Sería interesante hacer lo mismo con otros lugares mágicos de Europa como Córdoba o Santiago", dice con emoción.
Babelia
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