Los nuevos líderes sacuden el sector
Todos los que tienen que ver con el negocio de la comunicación se han visto implicados en los últimos meses en operaciones de compra, venta o fusión. Según el autor, aquí, al revés que en política, el que no se mueve no sale en la foto. Son tiempos para no quedarse quietos. Muchos no saben si echar criada o ponerse a servir.
Todas las empresas de comunicación, de Prensa, radio o televisión, están sintiendo la necesidad de adaptarse ante cambios que parecen inminentes. Aspiran a recomponer su estructura, a tener nuevas alianzas y sobre todo a ser más internacionales.Ese síndrome de redimensionamiento está llegando a ser una ansiedad difícilmente controlable y se está extendiendo por todo el mundo occidental.
Juan Tomás de Salas, un editor de personalidad exuberante y autosuficiente durante años, ha tratado de quemar etapas en un nuevo interés por introducir en el Grupo 16 la conexión internacional. Estos días, es verdad, está especialmente atareado tratando de superar la sobredosis recibida, pero probablemente convencido de lo irrevérsible del proceso.
En Italia, Scalfari el carismático editor de La Repubblica, no se habrá reunido con sus jefes de Redacción, tanto como con los hombres de Carlo de Benedetti que buscaban, con éxito, su anexión desde la plataforma de Mondadori.
En Estados Unidos, los viejos editores de TV Guide, una pequeña revista como el Teleprograma en España, han vendido su título a Rupert Murdoch por 350.000 millones de pesetas, algo así como casi el valor del Banesto. Hubieran necesitado editar la revista hasta el año 2015 para acumular este beneficio.
Todos los que tenemos que ver con el negocio de la comunicación hemos estado en una u otra medida en los últimos meses implicados en operaciones de compra, venta o fusión. Aquí, al revés que en la política, el que no se mueve no sale en la foto. Ahora son tiempos para no quedarse quietos. Muchos no saben si echar criada o ponerse a servir. Todos se afanan en hacer algo que cambie su dimensión.
La excitación del cambio
En el análisis estratégico de los grupos de Prensa, radio y televisión existe hoy la convicción de que las cosas en su casa no pueden seguir sin cambio. Hay quien quiere crecer a toda costa; hay quien empieza proponiendo operaciones de absorción, con la secreta intención de terminar absorbido.
De manera general, se busca un hombro internacional en el que apoyarse. Las empresas que no tienen ese hombro pero tampoco ánimos para lanzarse a la expansión se tornan rápidamente melancólicas y transmiten esa melancolía a sus medios. Curiosamente, eso se puede notar en los propios periódicos y revistas que editan. Ahora sólo parece producir excitación la decisión de invadir algún otro medio o al menos unir intereses con un líder internacional.
Algo tiene que estar ocurriendo para que nadie esté conforme con su posición. Ningún otro sector en los países occidentales está afectado de tal sobreexcitación. Apenas hace muy pocos años existía el convencimiento de que la especialización en áreas de comunicación como Prensa diaria, edición de revistas, radio o televisión, daba mayor eficacia y densidad de acción. Hoy, sin embargo, aceptamos que a partir de determinada dimensión de empresa, ésta se tiene que hacer multimedia, es decir, simultanear varios medios en el mismo centro de decisión.
Hace sólo cuatro o cinco años, los análisis de los editores italianos llegaban a la conclusión de que nada había en los genes de los editores de libros, Prensa o revistas que pudiera crear una televisión privada mejor que la que pudieran hacer otros sectores. Hoy han olvidado los traspiés y están fascinados por el vuelo de líderes como Bertelsmann, Murdoch o Hachette, que están defendiendo el concepto de multipresencia en todos los medios.
Alejandro Echevarría, editor de El Correo Español, o Jesús de Polanco, o Javier Godó, creen sin duda que son especialmente valiosos los beneficios que grupos como los suyos pueden obtener de la presencia en el capital de emisoras de radio y televisión.
La multinacional americana CBS decidía hace dos años vender toda su división de revistas, en un proceso de desinversión, porque no encontraba ninguna sinergia especial en simultanear los medios audiovisuales y los gráficos. La sucursal española de CBS proyectaba hace unos días, según la Prensa, crear una nueva división de revistas.
Nuevos líderes
Hay un reajuste en la propiedad de los medios de difusión que se extiende a nivel de todo el mundo occidental. En sólo dos o tres años más, no menos del 30% de los medios que hacen el gran volumen de negocio de este sector habrán participado en fusiones o absorciones, cambiando la estructura de su capital. Sin embargo, la economía de los medios de difusión permanece igual que hace décadas. Nada sustancial ha cambiado en las leyes internas del negocio de la comunicación. ¿Qué hace entonces que todo parezca distinto y cambiante?
En mi opinión, están cambiando los hombres que dirigen el negocio de la comunicación. Ha bastado la llegada de algunos líderes con ánimo expansionista internacional para que su presencia acelere y promueva un relevo generacional que recorre el mundo entero y que llena de inquietud todos los ámbitos de decisión.
Asumir el papel de vendedor en esta evolución no siempre es cuestión de debilidad financiera o de frágiles resultados económicos. Las más de las veces es consecuencia de una debilidad de ánimo para crecerse ante dificultades que años antes se habrían afrontado con coraje.
Están entregando el testigo hombres que han acabado su carrera, y lo están recogiendo hombres que creen en la utopía de crecimiento sin límites. Algunos de ellos no han tenido tiempo ni interés de enterarse si eso es posible. Están entrando en endeudamientos gigantescos porque creen que el signo de los tiempos y el cambio de tecnologías están a su favor y finalmente habrá merecido la pena alcanzar la megadimensión.
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