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ELECCIONES EUROPEAS

Prueba de fuego para el canciller Kohl

Las recientes derrotas de los democristianos de la RFA marcan los próximos comicios

, Las elecciones al Parlamento Europeo en la República Federal de Alemania (RFA) son una prueba de fuego para el futuro político del canciller federal Helmut Kohl, por mucho que lo niegue el interesado. Han estado precedidas en los últimos meses por una larga serie de derrotas sonadas de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), que Kohl preside, y los últimos sondeos indican que la actual coalición de la CDU y el Partido Liberal (FDP) han perdido ya la mayoría.

El auge de la extrema derecha, acelerado desde la muerte del conservador bávaro Franz Josef Strauss; la recobrada unidad del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD); la consolidación de los verdes tras la marginación de sus líderes radicales, y las tensiones internas en la CDU, y en la coalición han puesto al Gobierno federal en su situación más precaria desde que accedió al poder en 1982.Las últimas expectativas de voto daban a la CDU el 38%, a los liberales el 6%, al SPD el 42% y al partido de los verdes entre el 8% y el 10%. El resultado de la CDU depende en gran medida del eco electoral que tengan los partidos de extrema derecha, los republicanos y la Unión del Pueblo Alemán, auspiciada por el partido neonazi NPD. Éstos se presentan por primera vez a unas elecciones en todo el territorio federal.

Los últimos sondeos de opinión daban a las agrupaciones de extrema derecha sólo el 4%. Esto impediría que accedieran a una representación parlamentaria. No obstante, las elecciones europeas se prestan a un voto de castigo o protesta que podría favorecer a los extremistas. Además, por experiencia, los institutos demoscópicos saben que el votante de extrema derecha en la RFA no suele reconocer su voto en las encuestas.

Un nuevo resultado espectacular favorable a la extrema derecha como el habido en las elecciones en los Estados de Berlín Oeste y Hesse provocaría inevitablemente un descalabro de la CDU y dejaría ya abierta la pugna por la sucesión de Koh1 antes del congreso de los democristianos en septiembre próximo. El presidente del Estado federado de Baden-Wurtemberg, Lothar Spaeth, es el político democristiano más popular en la RFA. Nadie duda de sus ambiciones de llegar a la cancillería.

Relevar al líder

En medios políticos de Bonn se da por seguro que un fracaso grave de la CDU en las elecciones del próximo día 18 provocará a muy corto plazo un golpe de mano en la cúpula del partido para relevar a Kohl e intentar reconquistar posibilidades electorales con vistas a las elecciones federales a celebrar probablemente el próximo año. El aparato del partido, que teme por sus puestos y cargos, así como la patronal, tienen ya en Spaeth a su candidato.

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Con las elecciones europeas se celebran también comicios municipales en los Estados de Renania-Palatinado y Sarre. En Sarre se espera una amplia victoria del Partido Socialdemócrata. De cumplirse ésta y repetirse en las elecciones que se celebran en este Estado antes de los comicios federales, el dirigente del SPD en Sarre, Oskar Lafontaine, podría confirmarse como el candidato ideal de su partido para disputar la cancillería a Kohl o a un hipotético sucesor de éste.

Una de las esperanzas ante las elecciones del día 18 de junio, tanto de democristianos como de liberales, es la correcta capitalización de la reciente cumbre de la OTAN, que sin mucha dificultad se puede presentar como un éxito del Gobierno de Bonn. Todo parece indicar que, como ha sucedido en el pasado, el Partido Liberal, con su locomotora electoral, el ministro de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, acabe cosechando este éxito. Según se ha sabido después, Genscher amenazó con dimitir y romper la coalición gubernamental en vísperas de la cumbre de la OTAN en caso de que Kohl accediera a las presiones de Washington y Londres en materia de desarme. La coalición se salvó al ceder Kohl a las exigencias liberales. Un fracaso de Kohl en estas elecciones volvería a plantear a los liberales la posibilidad de buscar una salida a la permanencia en el Gobierno con otro partido, el SPD, antes de que éste se comprometa abiertamente con un partido con mayor base electoral que los liberales, los verdes.

Los resultados de la cumbre de la OTAN pueden llegar tarde para una CDU que sufre la fuga de su electorado más derechista y el rechazo de amplias capas de la sociedad a su reforma sanitaria, a la escasez endémica de viviendas y al flujo de inmigrantes.

Cambio de prioridades

Por otra parte, se percibe en la RFA un cambio de prioridades de la población que favorece al SPD. Si en la fase de crisis de principios de la década la sociedad alemana occidental añoraba la seguridad, temía el déficit presupuestario y su pérdida de capacidad adquisitiva, los años de expansión desde 1995 han agotado estos temores, y ha vuelto a surgir, como a finales de la década de 1960, la "valentía de perseguir visiones", como señalaba recientemente el dirigente socialdemócrata Gerhard Schroeder.

La solidez económica del momento anima a salir del egoísmo de la privacidad y a afrontar problemas sociales globales, como el deterioro del medio ambiente, un desempleo que se mantiene inalterado pese al crecimiento económico y nuevas iniciativas en el desarme y las relaciones Este-Oeste. Esto favrece al SPD en detrimento de la CDU. Paradójicamente, la bonanza económica puede convertirse así en un adversario del Gobierno.

Las últimas elecciones en los Estados de Berlín y Hesse, "que concluyeron con mayorías para socialdemócratas y verdes en el Gobierno de Berlín Oeste y en varios ayuntamientos del otro Estado, entre ellos el muy significativo de Francfort, han hecho perder fuerza a la "amenaza del caos roji-verde" que con tanta fruición ha enarbolado en los últimos años la CDU.

Los grandes fiascos del Gobierno, entre ellos el de su política nuclear, que parece ya haber naufragado definitivamente con el cierre de la planta de enriquecimiento de uranio de Wackersdorf, pesan también sobre las expectativas de la CDU.

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