Círculo vicioso
LA DECISIÓN de la dirección de RTVE de suspender todo debate televisivo entre los candidatos electorales demuestra el absurdo a que se ha llegado en ese medio público. La falta de credibilidad de esa dirección -nombrada con arreglo a criterios de fidelidad política al Ejecutivo- para garantizar el pluralismo y neutralidad informativa a que obliga el estatuto de dicho medio hace que todas las susceptibilidades se disparen ante cualquier iniciativa tendente a estimular la toma de posición de los electores. El temor de Luis Solana a pisar alguna cáscara de plátano le hizo renunciar a iniciativas de evidente interés informativo como las que se prodigan sin mayores problemas en los medios privados. Y cuando, en respuesta a una iniciativa externa -el desafío de Oreja a Morán-, se opta (tarde y con arreglo a fórmulas discutibles; pero ¿cual no lo sería?) por organizar un debate entre los principales candidatos, los partidos que se sienten discriminados amenazan con romper la baraja. La inseguridad -o mala conciencia- impulsó a la dirección de RTVE a someter su propuesta al dictamen de la Junta Electoral. Ese organismo ha optado por lavarse las manos, pero en unos términos que han permitido al CDS considerarse autorizado a presentarse en el programa previsto para el día 12. Y, ya puestos, todos los demás candidatos se han considerado obligados a proponer alguna iniciativa, sin excluir el boicoteo a Televisión Española. Así, la confusión ha terminado por imponerse y el resultado es el previsible. No habrá debate, alguno. Porque aquí lo de menos son los derechos de los usuarios de los servicios públicos.
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