Exteriores necesita 100 nuevos diplomáticos ante las fugas hacia empresas privadas

, Inocencio Arias, subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores, manifestó ayer que su departamento necesita un centenar más de diplomáticos para cubrir las nuevas necesidades de las relaciones exteriores españolas. La marcha de diplomáticos a la empresa privada, que les ofrece en muchas ocasiones hasta el doble del salario que tienen como funcionarios, y las nuevas necesidades que se derivan de la integración de España en la OTAN y en la CE fueron algunas de las razones esgrimidas por el subsecretario para justificar las necesidades de su ministerio al concluir el acto en el que el Rey entregó los despachos a la última promoción de diplomáticos.

"El boom económico que vive España provoca que cada cuatro o cinco semanas haya una deserción hacia la empresa privada y cada dos meses una nueva solicitud de alguna institución pública que quiere contar con un diplomático para sus relaciones internacionales", explicó Arias, quien admitió que las expectativas económicas que ofrecen las empresas privadas son muy superiores a las de la Administración.Arias explicó que trata de equilibrar las tensiones entre los embajadores que llevan meses con plazas sin cubrir, y los directores generales que solicitan nuevos funcionarios para sustituir a los que se han marchado.

El subsecretario de Exteriores recordó que la calidad de los diplomáticos que finalizan el curso no disminuye a pesar del apremio que existe para contar con nuevos funcionarios: "Las plazas que se ofrecieron cuando se presentaron a las oposiciones los que hoy se han convertido en secretarios de Embajada eran 40 y tan sólo fueron admitidos 22", señaló.

Arias realizó estas manifestaciones al término del acto de entrega de despachos a los 22 nuevos secretarios, que realizaron sus estudios en la Escuela Diplomática. Los Reyes presidieron este acto, en el que también se diplomaron 54 alumnos de 25 países que han seguido un curso de estudios internacionales. Con las 22 nuevas incorporaciones, que según Arias "ya han sido devoradas por el ministerio", el servicio exterior español queda compuesto por 711 personas. El próximo 16 de junio empieza a prepararse una nueva promoción que pretende cubrir otras 45 plazas.

La actividad diplomática que España ha tenido que desplegar durante sus cinco primeros meses de: presidencia europea fueresumida en cifras por el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. Desde el 1 de enero, dijo, se han celebrado "35 consejos de ministros comunitarios, 17 consejos y seminarios ministeriales en España, 55 reuniones del Coreper [Comité de Representantes Permanentes en las Comunidades Europeas], además de 992 reuniones de grupos y comités en Bruselas"

Fernández Ordóñez destacó también "la visita a Israel; la entrevista del líder de la OLP, Yasir Arafat, con la troika [de la CEI; el viaje de ésta a Jordania; las entrevistas con el secretario de Estado de EE UU, James Baker, y con el ministro de Exteriores de la URSS, Shevarnadze, y las conversaciones con el primer ministro israelí, Isaac Shamir".

"Una de las características que ha querido impulsar la presidencia española es la necesidad de enfocar las relaciones exteriores y los temas de cooperación política desde un punto de vista conjunto. Por supuesto, esto ha ocurrido frente a Latinoamérica, pero en estos meses se ha introducido también esta idea en las relaciones con el Este. Y es que en el mundo actual política y economía son cada vez más inseparables", manifestó Fernández Ordóñez.

El ministro de Exteriores dijo a los componentes de la nueva promoción: "Es necesario hacer planes para luego cambiarlos. Yo creo que un buen diplomático debe saber improvisar ante cuestiones imprevistas y, sobre todo, imprevisibles. Pero también debe no tener que improvisar cuando ocurre lo previsto".

El Rey dijo en su discurso: "El primer objetivo que la diplomacia ha de lograr es la paz para todos los pueblos. Una paz que asegure a los hombres el derecho a ser libres", y citó la carrera del embajador Pedro de Arístegui, que murió cuando la Embajada española en Líbano fue bombardeada, como ejemplo para los nuevos diplomáticos.