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El crimen del mendigo

En los últimos dos meses, dos vagabundos han sido asesinados y sus cadáveres mutilados

La policía está investigando el asesinato de dos vagabundos cuyos cuerpos fueron horriblemente mutilados. El último, al que le había sido seccionado el pene, fue hallado carbonizado junto al arroyo del Conde de Orgaz, en el barrio de Canillas. Al otro mendigo, encontrado hace dos meses en Vallecas, le cosieron a cuchilladas y luego le cortaron las yemas de los dedos de las manos. Ninguno de los crímenes ha sido aclarado. La policía dice: "Todo es oscuro e inexplicable en la vida de esta gente. ¿Quién sabe por qué les mataron? Una disputa por un par de botas, una bronca entre borrachos...".

Unos transeúntes descubrieron el pasado sábado el cadáver calcinado de un hombre en un descampado próximo a la calle de Tiberíades y al arroyo del Conde de Orgaz. El cuerpo -tendido sobre un viejo colchón- estaba abrasado de cintura para arriba y parece corresponder a un varón que aparenta entre 55 y 60 años, mide alrededor de 1,60 metros y le faltan todos los dientes, excepto tres que conservaba en la mandíbula inferior. En el brazo derecho tiene tatuadas las iniciales M. R.El desconocido usaba larga barba y abundante cabellera canosa. En el momento de ser degollado vestía un pantalón de pana negro, una chaqueta beis una camisa blanca, un jersei rojo, unos calcetines grises con rayas azules y blancas y calzaba zapatillas playeras de color blanco y negro.

Según comentaron fuentes policiales, la indumentaria de la víctima no parece dejar dudas de que se trata de un mendigo, porque "es imposible que nadie más se vista de forma tan descabellada". Otro dato significativo es que no llevaba calzoncillos.

Los inspectores del Grupo de Homicidios de la Brigada Judicial encontraron en uno de los bolsillos del presunto vagabundo un llavero con las banderas de la Comunidad Autónoma de Madrid y de la Comunidad Europea además de un encendedor barato con una inscripción publicitaria correspondiente a la empresa Cereales y Transportes Fuentes.

Lo más fuerte del caso es que el asesino cortó al mendigo el pene y se lo dejó colocado junto a una de sus orejas. ¿Quiere decir algo tan macabro ritual? Un experto policial comenta que "es difícil saber si eso obedece a algún motivo concreto o no". Y añade: "Estos vagabundos hacen cosas brutales e inexplicables para una persona con una mentalidad normal".

Pese a las investigaciones de los hombres del Grupo de Homicidios, el carbonizado del barrio de Canillas sigue sin ser identificado. Tampoco se sabe quién ni por qué le asestó tres cuchilladas en el cuello, una de las cuales le seccionó la arteria carótida y posiblemente le causó la muerte de forma fulminante.

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Tendido en las vías

Los mismos policías tampoco han logrado resolver todavía el asesinato de otro vagabundo, Jesús Heredero, cuyo cadáver fue encontrado el pasado 19 de marzo junto a las vías del ferrocarril que discurre por encima del puente de los Tres Ojos, en el barrio de Vallecas.

"Heredero era un hombre sin vida", comenta un policía. "Sin vida" quiere decir que los investigadores no han logrado saber dónde residía, con quién se relacionaba, qué hacía para comer, quiénes eran sus enemigos, etcétera. "Era un individuo solitario, sin ningún amigo. Antes de morir estuvo 15 días en un albergue del barrio de Carabanchel", añade el mismo agente.

Pero alguna explicación deben de tener las decenas de puñaladas que una mano anónima asestó a Heredero en un sucio rincón cercano al puente de los Tres Ojos. Alguna explicación debe de haber también para que la misma navaja sea utilizada después para seccionarle las yemas de los dedos. Han pasado dos meses y la policía aún no ha podido aclarar estos enigmas. Y ahora, para colmo de males, en los archivos del Grupo de Homicidios de la Brigada Judicial ha sido preciso abrir otro nuevo expediente para el crimen del mendigo de Canillas.

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