_
_
_
_

La policía holandesa incluye el olor personal en sus archivos de identidad

Isabel Ferrer

El olor, un fenómeno tan característico y personal como difícil de registrar, ha sido incluido en los archivos de la Brigada de Identificación de la Policía de Rotterdam, junto a las huellas dactilares y las fotografías, como una prueba más destinada a facilitar la búsqueda de los presuntos autores de un delito. El experimento del olor ha costado 1,5 millones de florines (90 millones de pesetas) y sus resultados serán presentados en breve a la Comisión Central de Investigación de la policía holandesa, instancia oficial que lo elevará al Ministerio de Justicia para su aprobación final.Si esto se produce, a partir de ahora todos los detenidos que pasen por las dependencias de la Brigada de Identificación de Rotterdam -encargada también de adiestrar perros en la búsqueda de drogas- dejarán metido en un frasco de cristal algo que parecía inasible: su olor corporal.

A simple vista, el recipiente que guardará algo tan íntimo no se diferencia de los que se utilizan en las confiterías. Ha sufrido, sin embargo, un sofisticado proceso de esterilización para poder acoger un pedazo de puro algodón inglés no menos especial.

La tela, que debe ser tocada por el detenido durante cinco minutos, como si se tratara de una toallita de manos, permanece 48 horas en una caja repleta de metanol-cloro-formo. Allí es agitada varias veces y luego secada al vacío para que, una vez libre de las bacterias causantes del olor, pueda recibir el del cuerpo del presunto criminal. Dentro del frasco, el algodón conserva sus propiedades aromáticas hasta tres años.

Frotarse las manos

El oficial J. C. Bruin, responsable de este proyecto, ha trabajado estrechamente con el Instituto Tecnológico de Rotterdam y la universidad de Utrech. El policía empezó a estudiar las posibilidades del olor humano de forma seria tras conocer el caso de un hombre inocente que fue condenado, por un error de identificación, a 12 años de cárcel. En las nuevas instalaciones de su Brigada de Rotterdam se almacena ya una veintena de frascos con algodones impregnados de olor y una etiqueta con el número del archivo a que corresponde.El único obstáculo contra el que puede chocar su entusiasmo radica en el respeto que se debe tener a la negativa de un detenido a frotarse las manos con el algodón para no provocar un acto inconstitucional. Según la policía, este peligro se solucionaría si tal petición se realiza sólo durante la prisión preventiva. La legislación holandesa especifica que en ese período es posible exigir al presunto autor de un delito que deje sus huellas dactilares, se corte el pelo o vista, por ejemplo, una ropa especial.

Antes de conocer la decisión del Ministerio de Justicia, este experimento ya ha producido un resultado muy positivo al haberse puesto de acuerdo la policía estatal y la municipal holandesas en la búsqueda conjunta de huellas olorosas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_