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Un pueblo de Ávila impide el paso de un cable de fibra óptica que conecta Madrid y Lisboa

El alcalde y los vecinos de la localidad de Berrocalejo de Aragona (Ávila), con 43 habitantes, se oponen al tendido subterráneo de un cable de fibra óptica para comunicar telefónicamente Madrid con Lisboa. El alcalde no cree que sea necesario llamar a la Guardia Civil cuando la empresa contratada por Telefónica para instalar el cable se acerque al pueblo, que no tiene teléfono y pretende que se lo instalen.

El pasado viernes la excavadora llegó y no pasó. Al límite del pueblo quedó la zanja. Emilio Navas, alcalde de este pueblecito desde hace varios años, dice que los vecionos quieren teléfono en sus viviendas y que Telefónica no les hace caso, mientras que "ahora meten bajo tierra un cable de fibra óptica que va a Lisboa". Con tranquilidad, protesta y cree que no hay derecho a que bajo sus tierras pase, como un topo, la Telefónica. Los vecinos de Berrocalejo, que no llegan a 50, han decidido dificultar la labor.Mientras está al cuidado de las vacas, de las que comparten los trabajos los vecinos del pueblo, el alcalde señala: "El 80% de las tierras de Berrocalejo, que dedicamos a cereal, a pasto, no dejarán que pase el cable hasta que no nos pongan los teléfonos". Todos los vecinos y algunos de los que ya no viven allí, o van sólo en vacaciones, acordaron dejar de lado las visitas de agentes de Telefónica, que llegaban desde Ávila, a sólo 10 kilómetros en la N-110 y a la misma orilla de la carretera.

Esta cercanía ha permitido que haya teléfono público desde que la comunicación teléfónica llegó a la capital. Se trata de un teléfono público instalado en la vivienda de un vecino voluntario, que dice: "Mire usted si llaman a un vecino de la otra punta del pueblo a las tres de la madrugada porque pasa algo, se le molesta, y así siempre. Tienen que buscar a quién le llaman hasta que un día se cansen y a ver qué hacemos". Todos los vecinos son mayores de 55 años.

De momento, el cableado que se lleva a cabo desde, por un lado, Villacastín (a 28 kilómetros de Ávila) y, por otro, Ávila, tiene como centro este pequeño pueblo. No está en contra de una nueva tecnológica, al contrario: "Queremos teléfono en casa al precio que a usted se lo instalan en la ciudad", dice Navas.

Menos de 50 habitantes

El director provincial de Telefónica en Ávila, Luis Alfonso González, se remite a que en ninguna localidad de menos de 50 habitantes en la provincia hay teléfono en las viviendas, ya que un decreto-ley establece que estos pueblos no se consideran núcleos urbanos a efectos telefónicos."Recurrir a la vía judicial" será la fórmula que usará Telefónica, lo que, reconoce González, puede retrasar las obras en seis meses. La expropiación es, en este caso, la solución, según la compañía Telefónica, mientras el alcalde asegura que no pasará "si no hacen un paso de expropiación forzosa por parte de la autoridad competente". Resignado, el edil señala: "Si llegamos a ese extremo, ahí no nos podemos oponer, porque nosotros, por supuesto, estamos para acatar la justicia y las leyes del Gobierno, pero queremos reivindicar los derechos que tengamos como ciudadanos".

Otras localidades cercanas también buscan el teléfono, pero sí han dado permiso para el cableado. Mediana de Voltoya, con más peticiones de teléfono, tiene la promesa marcada en 1990. Y en Ojos Albos, donde parece que lo tienen más fácil, porque tiene su segunda residencia el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Sánchez-Reyes. Según Navas, Sánchez Reyes prometió el año pasado, "que podrían conseguir poner el teléfono".

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