Txema Montero: "En Euskadi no afectará la ruptura de Argel"

VICTORINO R. DE AZCA, Después de ocupar dos años un escaño en el Parlamento Europeo, el abogado Txema Montero, de 35 años, aborda su segunda campaña como cabeza de lista de Herri Batasuna, que vuelve a presentarse en solitario y con la intención de hacer campaña de nuevo en toda España. Llegado en 1987 al hemiciclo como el patido feo, Montero ha pertenecido a las comisiones jurídica y política de la Cámara y al grupo de relación con los países socialistas. Su proyecto para la próxima legislatura es formar un grupo de izquierda anti-CE.

Pregunta. ¿Ha oficiado de eurodiputado maldito?Respuesta. No, aunque siempre he sido muy consciente de mi singularidad. En el trabajo, sobre todo en las comisiones, donde los parlamentarios tenemos la oportunidad de conocernos, los prejuicios se van disolviendo. Ha desaparecido ya el cliché previo que me pintaba con pistola y cananas.

P. Políticamente, ¿con quién o con qué puede sintonizar HB?

R. Es muy difícil, porque somos una fuerza no parangonable. Al reclamar al mismo tiempo la autodeterminación y la transformación social, con una implantación importante y sin condenar la violencia política, somos vistos como un cóctel diferente. Pero mantenemos coincidencias con el movimiento popular danés anti-CE, los partidos comunistas portugués o griego y sectores de la izquierda laborista británica.

P. En su programa hay una oposición frontal al proyecto eurocomunitario.

R. Nosotros nos oponemos a la opción eurocomunitaria exclusivamente económica o a la velocidad rapidísima que se imprime desde los Gobiernos y desde el Consejo a la Europa económica, mientras la Europa de los ciudadanos marcha casi al ralentí. De las 300 directivas para poner en marcha el Acta Única, todas las preferentes tienen relación con el impulso al capital. Las referentes a la Europa social están aparcadas. Además, nos parece inconcebible un proyecto europeísta sin los países socialistas y los de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).

P. ¿Defiende la salida de la CE?

R. Reclamamos un referéndum sobre la presencia de Euskadi en la Comunidad y, en todo caso, la renegociación del tratado de adhesión. Nuestra propuesta comprende 15 medidas, desde rechazar limitaciones a nuestra producción metalúrgica, naval, de leche, carne y pesquera hasta garantías para los derechos de los trabajadores en las fusiones de empresas o el reconocimiento a los poderes autonómicos y locales de capacidad para desarrollar las directivas europeas.

P. Pese a una visión tan crítica, tiene la intención de volver a ocupar el escaño.

R. Por supuesto. En estos dos años hemos conseguido algunos de los objetivos prefijados, como adquirir experiencia parlamentaria o avanzar en la internacionalización política de la cuestión vasca en respuesta a la internacionalización represiva. Gracias al escaño llegamos a instancias que de otro modo no nos recibirían.

P. ¿Teme que la decepción por la ruptura de las conversaciones de Argel afecte a su candidatura?

R. En Euskadi no va a afectar. Ha quedado claro que la ruptura es estrictamente imputable al Gobierno español. En el resto del Estado es más dudoso. Hay una diferencia de percepción en la opinión pública, magnificada- en este caso porque sólo ha sido conocida la versión del Gobierno.

P. ¿La frustración de perspectivas negociadoras no debilita la credibilidad de HB?

R. Es que no se han frustrado esas perspectivas. Es muy probable que después de estas elecciones, y, con toda seguridad, tras la consolidación del mapa político en las generales, haya nuevos intentos. La solución definitiva del contencioso vasco será pactada, eso me parece irreversible. Como también creo que no puede haber involuciones. Ya no son concebibles contactos mientras ETA actúe, ni por parte del Gobierno se puede plantear un nivel político inferior al alcanzado en Argel.

El Gobierno no cumplió

P. ¿La ruptura ha quedado suficientemente explicada?

R. Yo hablé ante Felipe González en Estrasburgo de la diferencia entre la palabra oral y la palabra escrita. Me refería, por una parte, al comunicado de ocho puntos que de común acuerdo fue redactado sólo por ETA, y de otro lado, al comunicado redactado conjuntamente por las partes, y supervisado por el Gobierno argelino, que debía haber leído el Gobierno español. Este último reconocía el carácter bilateral de la distensión y la meta final de la solución política negociada. Eso fue lo pactado, así de claro, y el Gobierno español no cumplió.

P. ¿Esa explicación procede de su experiencia como asesor en las conversaciones de Argel?

R. No puedo confirmar que haya estado en Argel como asesor.

P. ¿No va a ser mucho más difícil reproducir en el futuro el conjunto de circunstancias de Argel?

R. Al contrario, será más fácil. Los ciclos políticos son cada vez más cortos en Euskadi. Yo estoy cada vez más esperanzado. La salida la veremos más pronto que tarde.

P. ¿La salida pasa por la reforma de la Constitución?

R. Sí, es el nudo gordiano, pero un nudo gordiano puede cortarse de un tajo con una espada o desenredarse con paciencia, que es el objetivo de una solución política negociada. La Constitución fue rechazada por los vascos y, sin embargo, se nos impone como tope máximo de nuestras aspiraciones.