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FERIA DE SAN ISIDRO

"No fue una faena redonda", asegura el espada triunfador

EMILIO MARTINEZ,Roberto Domínguez, triunfador de la tarde de ayer, se mostraba muy contento del éxito, aunque afirmaba que podía y debía superarse: "La verdad es que no ha sido una faena redonda". Para Domínguez, la que realizó en la feria de otoño de 1987 a un toro de Ordóñez fue superior.

El diestro creía que su mérito fundamental era el de no haber dejado que el toro al que cortó la oreja se rajase: "Quería refugiarse en tablas y a base de dominarlo no se lo permití. Además lo maté en el momento justo, pues no tenía más pases". Domínguez notó una relativa falta de calor por parte del público, que achacaba al desengaño por cómo ha ido la feria hasta ahora y a que sus compañeros de ayer no redondearon los dos primeros toros.

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"La prueba", añadía, "es que sólo pidió una oreja. Lo que es justo, pues hay que estar mejor para cortar las dos en Madrid, aunque también es verdad que para ello es necesario un toro que transmita más". El diestro señaló que sabía que su segundo enemigo no iba a dar juego con la muleta porque se había roto en el peto, pero que lo brindó a su apoderado, Manolo Lozano, "como un homenaje a su gran trabajo conmigo en los dos últimos años". Finalizó asegurando que tal y como se encuentra actualmente, si los toros colaboran lo mínimo, está seguro de que cualquiera de las dos tardes que le quedan saldrá por la puerta grande: "Es un reto conmigo mismo que no puede esperar más".

Parada también se mostraba satisfecho de sus faenas, aunque tampoco las consideraba redondas: "Sólo he apuntado algunos detalles de mi toreo, hasta ahora prácticamente inédito en Madrid, incluso me he salido algo de mi estilo para estar valiente, única forma de robar a mis toros algunos pases". De lo que se mostraba muy contrariado era del mal uso de la espada y explicaba que se había abroncado a sí mismo porque esos fallos no se pueden tener en Madrid.

Curro Álvarez se recupera

Curro Álvarez, el subalterno herido por una puya el pasado sábado en la primera de feria, obtuvo del médico el permiso que le solicitó para abandonar el hospital y seguirá su recuperación en su casa. "Aquí estoy con la familia", indicaba, "en mi ambiente, con mis comidas y eso va a influir psicológicamente en adelantar mi recuperación". Una recuperación que durará un mínimo de 10 días todavía, aunque el torero quiere reaparecer con su matador, Morenito de Maracay, el día 25 en Granada.

Álvarez, que permanece inmóvil en su domicilio, está superando fuertes dolores y comenta que "puedo decir por experiencia que un puyazo es muchísimo peor que una cornada". Este ha sido su primer percance de importancia en las más de 300 tardes que ha toreado en Madrid.

Por otra parte, hoy se marcha Joselito, junto a su apoderado Martín Arranz, a Salamanca, para torear unas vacas y saber si podrá hacer el paseíllo el domingo en Barcelona. "Porque en Madrid", dijo ayer el diestro, "lo hago aunque sea a rastras".

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