Los jóvenes europeos son menos idealistas que los de hace una década
Los jóvenes europeos de los ochenta son menos idealistas y más pragmáticos que los de hace una década. La rebeldía y la politización han cedido su lugar al éxito personal y al consumismo entre quienes piensan en logros a corto plazo. Los británicos son los más interesados en el dinero, mientras que los españoles han perdido la pasión que mostraban en los momentos iniciales de la democracia para adoptar valores más adultos, más sensatos.
Los jóvenes españoles son de los más liberales en sus relaciones con el sexo contrario y siguen estando a la cabeza de los europeos en la aceptación de las drogas blandas, aunque este consumo ha perdido imagen con respecto a hace 10 años.La nueva generación es un estudio realizado en 1987-1988 que acaba de publicar la agencia publicitaria McCann-Erickson, como continuación del que hiciera en 1977. Una muestra de 10.000 jóvenes de edades comprendidas entre los 15 y los 25 años en 10 países europeos evidencia que lo que hace una década era interés por el eurocomunismo, la amenaza de la guerra nuclear, el terrorismo y el feminismo ha quedado desplazado por lo que aparecía entonces como incipiente tendencia hacia la autonomía y el individualismo.
Según ese estudio, los jóvenes europeos sienten hoy con más fuerza la llamada de la individualidad y la necesidad del éxito, entendiendo éste como el logro de un trabajo y la posibilidad de ascender en la escala social y económica.
Los jóvenes europeos de los años ochenta coinciden al considerar que la salud es lo más importante, pero otros valores difieren por países. Familia y amor son prominentes en casi todos los casos (salud, felicidad familiar, amor, amistad y éxito / dinero es la jerarquía en España), con la excepción de los británicos, que colocan el dinero en tercer lugar y el amor muy atrás. "En el Reino Unido el dinero tiene más valor que en cualquier otro país, y hace 10 años el dinero no era importante en ningún sitio", dice el informe.
El estudio encuentra algunas diferencias en los jóvenes de 20-25 años y sus hermanos menores de 15-19 años. Aquéllos son los últimos de la generación del baby-boom y son más liberales, tolerantes y menos agresivos socioeconómicamente que éstos, "la primera generación crecida en la economía de servicios y consumo de los ochenta, cuya exposición a las comunicaciones y la tecnología han creado diferentes expectativas": están interesados en el éxito y la autorrealización conseguidos a través del esfuerzo y el trabajo, mejor si es independiente que al amparo de una empresa.
Adultos
Esta nueva ola se considera madura y gusta del estilo de vida adulto. Según el estudio, está marcada por un "neoestoicismo, como si fuera señal de ser adulto la capacidad de aceptar casi todo con frialdad, desde el paro a la violencia callejera y las relaciones personales".Los españoles aparecen como los más escépticos ante las urnas (el 25% no está dispuesto a votar) y los menos dispuestos a dar la vida por la patria (el 64% cree que hay que luchar por el país en la guerra, frente al 91% de griegos y noruegos).
La idea de ver una Europa unida ha cedido terreno en el continente con respecto a hace diez años, excepción hecha de Francia. El 45% de los españoles cree ahora que llegará a verla, mientras que hace 10 años eso lo pensaba el 49% de los encuestados.
Algunos aspectos del estudio de opinión publicado por McCann-Erickson parecen contradecir la realidad, como, por ejemplo, que sólo el 56% de los jóvenes españoles crea que es un problema encontrar trabajo.
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