El Parlamento Europeo y los toros

Parlamento Europeo ha intentado humanizar, con la supresión de la sangre, el espectáculo "sangriento, sanguinolento y sanguinario" de la corrida de toros. Incluso ese Parlamento advierte que una corrida incruenta mejoraría los valores plásticos del único ballet entre el ser humano y el ser animal que existe en el mundo.La inmensa mayoría de los aficionados responde con los tópicos de siempre: Europa se inmiscuye en nuestras cosas, los europeos no entienden el carisma de los toros, y menos aún el ser y el estar de los españoles.

No acertamos a comprender cómo, si España es y forma parte de Europa, pueda Europa inmiscuirse en los asuntos de España. Tres europeos sobresalientes -que además de europeos eran españoles: Cervantes, Lope de Vega y Quevedo- desaprobaron ya la corrida de toros.

La corrida de toros se basa en la inercia de una tradición que no evoluciona. La sangre de hoy es la misma,sangre de ayer. Toda tradición que no evoluciona resulta sospechosa.

La corrida de toros se basa en la incultura de la muerte gratuita. Cuando se posee un claro sentido de la existencia, se respeta la asombrosa magnitud de la vida. Sólo posee un evidente valor la cultura de la vida. La corrida de toros se basa en la historia, en la infrahistoria que archiva cinco siglos de sepulturas. No hay cementerio en España que no contenga epitafios de los toreros que murieron en la arena del circo,

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como gladiadores redivivos de una patética utopía histórica.

Como todo horror tiene un límite, creo que estamos llegando al límite del horror de la corrida. Es manifiesto que la corrida sin sangre puede justificar la existencia de un ballet único. Es posible que estemos asistiendo al principio de una nueva era de esplendor ético y estético para el espectáculo. Esta era atraerá a nuevos públicos. Cuando suprimamos la sangre, el espectáculo ibérico se universalizará.