Seis años consecutivos con superávit municipal
El responsable de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid insiste en este artículo en la bondad del superávit contable logrado en los presupuestos municipales de 1988 y en el alto grado de ejecución de los mismos. El concejal socialista justifica su gestión y arremete contra algunos grupos de la oposición que defienden el endeudamiento del Ayuntamiento, según dice, como una medida necesaria y progresista.
Por sexto año consecutivo desde 1983, el Ayuntamiento de Madrid ha liquidado su presupuesto con superávit contable. El último, el de 1988, ha sido de 1.164 millones de pesetas, lejos de aquellos 13.000 millones que en 1987 se obtuvieron como consecuencia de unos mayores ingresos a causa del fuerte crecimiento de la actividad económica y cuya repercusión en los tributos ligados a ella ya fueron contemplados a la hora de presupuestar el ejercicio de 1988.Este superávit de algo más 1.000 millones sobre un presupuesto de casi 200.000, con un grado de ejecución de los gastos de algo más del 95%, refleja en la ,práctica la ejecución del presupuesto en su totalidad, sobre todo si tenemos en cuenta que las economías provienen básicamente de los capítulos I y II, es decir, gastos de personal y de funcionamiento, y que el grado de ejecución de los 55.000 millones de las inversiones ha sido de casi el 98%.
Hasta aquí no he hecho más que exponer los datos básicos de la liquidación que los servicios de contabilidad del Ayuntamiento han realizado. A continuación trataré de hacer alguna aclaración-reflexión sobre algunos aspectos de esa contabilidad o que esa contabilidad refleja.
De los 55.000 millones de pesetas de inversiones liquidados con un grado de ejecución del 98%, están adjidicados un 50%; en otras fases de gasto (aprobados y pendientes de resolución del concurso básicamente), en otro 25%; de elaboración del proyecto, un 23% y un 2% ha sido anulado por bajas en la adjudicacion.
Esta relativa lentitud en la ejecución de las inversiones no refleja otra cosa que las distintas periferias políticas por las que el equipo de gobierno tiene que pasar (valga como botón de muestra que los 25.000 millones de las inversiones de la Gerencia de Urbanismo no los quiso aprobar la oposición hasta el mes de abril), así como los distintos y largos períodos de maduración que tienen los distintos proyectos.
En cuanto al grado de ejecución de los ingresos, merece destacar que el equilibrio de la liquidación, o el superávit, de 1.164 millones, se ha producido liquidando en más casi 8.000 millones de ingresos corrientes (básicamente impuestos) y endeudándonos en solamente 15.500 millones, 16.500 menos de lo teóricamente presupuestado.
Debo decir que este endeudamiento de 15.500 millones de pesetas produce una variación neta de los pasivos financieros de 8.700 millones de pesetas o, dicho de otra manera, hemos aumentado el endeudamiento municipal en casi 9.000 millones de pesetas en lugar de en 25.000. La primera cifra, la del resultado, es razonable; la segunda es sencillamente un disparate.
La teoría que algunos grupos municipales mantienen de que un fuerte endeudamiento no sólo es posible sino deseable y hasta progresista -sin ir acompañado de unas expectativas razonables de que las inversiones financiadas por ese endeudamiento van a producir unos ingresos capaces de amortizar esas inversiones y hacer frente a los gastos corrientes generados-, hacia el único camino al que avanza es hacia el de la suspensión de pagos.
Progresismo
La condición necesaria, aunque no suficiente, para ser progresista es ser gente responsable que en su comportamiento financiero no desprecie la posibilidad de que en los años venideros, aunque sea después de las próximas elecciones, los. gobernantes tengan que pagar salarios con deuda a medio y largo plazo.La experiencia de los años del franquismo tardío, de la transición y de los Gobiernos ucedistas es el paradigina del gobernante que resuelve las dificultades con un "el que venga después que arree", y creo que son ejemplos a no repetir. El PSOE ha sufrido sus consecuencias en diversos niveles de gobierno, incluido el Ayuntamiento, y no se lo desea a nadie.
La financiación ortodoxa mediante ingresos corrientes y de capital no financiero, realizando los oportunos ajustes que desagreguen de la mejor manera los potenciales incobrables (concibiendo el endeudamiento como una vía de financiación a utilizar con prudencia y sabiendo que su carga será financiada mediante ingresos corrientes futuros) debe ser el comportarrúento financiero generalmente aceptado. Ello implica -para los que pensamos que la ciudad necesita mejores infraestructuras, mayores servicios y una actitud del sector público beligerante en el crecimiento económico y en la equidad social- una valentía fiscal no muy frecuente en los tiempos que corren. Proponer más gastos congelando impuestos, tasas y precios y decir que el círculo lo cierra el endeudamiento es o un engaño político a la ciudadanía o un insulto a la razón, o las dos cosas a la vez.
Alfredo Tejero Casajús es tercer teniente de alcalde y concejal delegado del Área de Hacienda y Economía.
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