Restaurantes y escuelas

A casi nadie le gusta cortarse el pelo con un aprendiz o que le haga un empaste un estudiante de odontología. Por contra, la aceptación que tienen las comidas servidas en restaurantes de escuelas de gastronomía es muy grande. Ciertas cosas no son correctas, pero estos restaurantes ofrecen un buen ambiente y una excelente cocina a un precio que es la mitad de lo que cuesta un restaurante de cuatro tenedores.Muchas de las escuelas de gastronomía norteamericanas exigen la realización de prácticas para obtener el graduado tras dos cursos por los que se llegan a pagar hasta 19.000 dólares. Para las escuelas, tener estos restaurantes es la fórmula ideal. Los estudiantes, por su parte, aprenden mucho mejor con la práctica directa que simplemente mirando hacer a otros. Además de aprender a realizar platos, los alumnos descubren si soportan bien la tensión que se vive en la cocina.

Algunos estudiantes tienen mala nota por una vinagreta picante o un pollo poco hecho, pero la mayoría termina por arreglárselas bien solos al final de sus estudios. Henry Hirsh, fotógrafo de 26 años que quiere abrir un restaurante, a veces se olvida de que existe un mundo más allá de la cocina donde trabaja. Confiesa que llega a cansarse de la comida pero declara que entonces lo bueno es mirar al comedor y comprobar lo que está disfrutando la gente. Tal cosa no es rara, sobre todo con los precios de los restaurantes de las escuelas de gastronomía.

, 7 de mayo