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Los electores galeses 'celebran' los 10 años de Thatcher en el poder votando laborista

La cita del jueves con las urnas de ingleses y galeses produjo un espectacular resultado a favor del Partido Laborista y los primeros indicios sólidos de que, tras el descalabro de los escindidos partidos centristas, la política británica se reorienta hacia el clásico enfrentamiento entre laboristas y conservadores. Margaret Thatcher ha recibido el suspenso de los electores galeses -justo al cumplirse 10 años de su llegada al poder-, que han sustituido a un parlamentario conservador por uno laborista en un cambio sin precedentes desde hace más de 15 años.

En juego estaban un escaño en los Comunes y el Gobierno local en 47 condados no metropolitanos de Inglaterra y Gales, y la oportunidad se presentaba como un examen de las últimas políticas de Thatcher: planes de reforma de la sanidad, situación económica (alta inflación y elevados tipos de interés), próxima introducción de una nueva contribuación urbana, privatizaciones del agua y electricidad...Los votantes del galés valle de Glamorgan han respondido con un estruendoso no a este programa y han convertido la mayoría conservadora de 6.000 votos en una mayoría laborista de otros tantos.

Los conservadores pueden consolarse con la recuperación del control en siete de los condados en disputa, pero las ganancias de otros cuatro por los laboristas no dejan mucho lugar al entusiasmo. Los partidos centristas -los demócratas de Paddy Ashdown y los socialdemócratas de David Owen- han evidenciado que su división les es letal, aunque los primeros han conseguido mantener la isla de Wight.

"Con la desaparición de la complicación de los partidos de centro, se tiene la primera prueba de que en el futuro puede haber algo de movimiento en el mapa político británico", decía ayer un comentarista a la luz de los resultados.

El Partido Laborista estaba exultante y Neil Kinnock dijo que "este gran resultado da ánimo, dirección y órdenes claras" al partido, cuya ejecutiva discutirá la próxima semana un programa pensado para las necesidades de la próxima década. Los conservadores reconocían a regañadientes los malos resultados, que presentaban más como una batalla perdida que como la derrota en una guerra. Los sondeos de opinión les siguen poniendo por delante de los laboristas.

Algunos analistas ya proyectaban ayer los resultados de las elecciones locales a una elección parlamentaria y reflejaban un Partido Laborista mayoritario. Los más cautos hacían notar que una elección parcial como la de Gales apenas es un flash de un estado de opinión en un momento y lugar dados que no puede extrapolarse a escala nacional, sin olvidar el carácter de voto de castigo que pueden tener unos comicios a mediados de legislatura. La marcha de la economía será el auténtico indicador de las fortunas electorales en los comicios generales de 1991.

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