La oposición panameña se moviliza para evitar el fraude
La oposición panameña, convencida de su victoria en las elecciones del domingo 21, se propone paralizar totalmente el país para defender ese triunfo y evitar un fraude. La población, que presiente la llegada de días difíciles de agitación, se aprovisiona de agua y alimentos básicos entre augurios catastrofistas. El arroz se ha agotado ya en algunos mercados. La gente compra también grandes cantidades de azúcar, huevos y leche y llena de agua sus recipientes más grandes para hacer frente a una previsible huelga general después de que se hagan públicos los resultados oficiales de las elecciones presidenciales y legislativas.La oposición asegura que el Gobierno está preparando un fraude de grandes proporciones, y cree que los votantes no van a aceptarlo. "Estoy convencido de que el país va a paralizarse", afirma Ricardo Arias Calderón, líder democristiano y candidato a la vicepresidencia por la Alianza Democrática de Oposición (ADO-Civilista).
"Despertarse el día 8 con más de lo mismo, sin perspectivas de cambio, produciría una verdadera catástrofe. Si el Gobierno impone un fraude a la brava, el país simplemente no va a funcionar; tal vez no haya grandes manifestaciones en las calles, pero el pueblo va a exigir por otros medios que se respete su voto", añade Arias, de 56 años, el más activo y destacado dirigente opositor.
Las últimas encuestas elaboradas por encargo de la oposición dan un 58% de votos a favor de la ADO, por un 26% para la candidatura oficialista. Con estas cifras, de acuerdo con el pronóstico de Arias, al Gobierno le va a ser imposible enmascarar un fraude con artimañas técnicas, por lo que "tendrá que recurrir a un fraude crudo para intentar imponer a su candidato".
Transición política
La propuesta de la oposición es que el Gobierno acepte una eventual victoria y luego concertar con el Ejército una transición pacífica hacia la plena democracia. Las condiciones son: respeto de la integridad institucional de las fuerzas armadas, sumisión de éstas a la sociedad civil sin depuraciones ni juicios y renuncia del general Manuel Antonio Noriega en una decisión institucional que ponga límite al período de mando del jefe de las Fuerzas de Defensa."En estas elecciones, como en las chilenas", dice Arias, "el triunfo de la oposición plantea la necesidad de cambiar de régimen, por eso no son suficientes por sí solas; es necesario completar la experiencia electoral con una concertación con las fuerzas militares".
Los líderes opositores reconocen, sin embargo, en privado, que la posibilidad de que una eventual victoria suya fuese reconocida oficialmente es casi una especulación de salón. Los militares no muestran ninguna intención de hacerlo y la mayoría de los observadores coinciden en que el Ejército estaría dispuesto a un golpe de Estado antes que a entregar el poder a los candidatos de la ADO.
Los propios dirigentes de la oposición tienen parte de responsabilidad en esta situación por haber manifestado tradicionalmente una política de enfrentamiento con las fuerzas de defensa que ha empujado a los oficiales a una obligada solidaridad con el general Noriega.
Panamá está políticamente bloqueada. Mientras que Noriega trabaja con la vista a largo plazo, la oposición, según Arias, afirma que "si Noriega se queda va a hacer imposible una solución política, y eso hará imposible una reconstrucción económica del país".
La esperanza de esa reconstrucción es el arma de la ADO, que promete normalizar relaciones con EE UU si se da la victoria a la candidatura de Guillermo Endara, abogado de 53 años que pretende recoger el legado del desaparecido caudillo Arnulfo Arias.
Pese al respaldo público de Washington a la ADO, Arias asegura que un Gobierno opositor mantendría una política firme sobre el canal. "La plena nacionalización es irreversible" afirma. Y advierte que una intervención militar norteamericana "es indeseable" y que en ella "EE UU perdería más de lo que podría ganar".
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