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La Liga Árabe estudia como detener la batalla de Beirut

Un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Árabe extraordinario estudiaba ano che en la capital tunecina el modo de intentar de tener los feroces duelos artilleros que desde hace seis semanas oponen a los cristianos libaneses y Siria. La mayoría de los 21 países miembros de la organización parecía dispuesta a acompañar su llamamiento al alto el fuego en Líbano del envío de entre 200 y 300 observadores de diferentes nacionalidades árabes. Los árabes, en cambio, se resistían a comparar la ocupación siria del 67% del territorio libanés con la israelí, que se extiende al 8%.

La reunión ministerial comenzó entrada la noche, después de que los participantes hubieran efectuado la primera colación del día 21 del mes de ayuno del Ramadán del año 1409 de la Égira. Su agenda de trabajo consistía en el estudio de un plan de paz para Líbano ultimado en los últimos días por el comité de buenos oficios creado por la Liga Árabe para la resolución del complejo conflicto del país de los cedros. Ese comité está presidido por el ministro kuwaití de Exteriores, jeque Sabá al Ahmed al Sabá.El plan de paz contiene un llamamiento a un alto el fuego inmediato entre los combatientes cristianos dirigidos por el general Michel Aoun y las tropas sirias que cercan el último refugio de la en un tiempo primera comunidad libanesa. En los enfrentamientos entre ambos bandos, los cristianos llevan la peor parte. Los proyectiles de 240 milímetros disparados por los artilleros sirios han causado dos tercios de las cerca de 300 muertes civiles de las últimas semanas, entre ellas la del embajador español Pedro Manuel de Arístegui.

Para supervisar el respeto del alto el fuego, el comité de buenos oficios propuso al consejo ministerial extraordinario el envío a Beirut de entre 200 y 300 observadores de países árabes neutrales. La Liga descartó una propuesta de Yasir Arafat, líder de la OLP, consistente en crear una fuerza de interposición palestina enre los cristianos y los sirios.

Fórmula política

En una segunda fase, el plan de paz que se discutía anoche en Túnez contempla la necesidad de encontrar una fórmula que dé satisfacción a las aspiraciones de las diferentes comunidades libanesas, al tiempo que la elección por el capitidisminuido Parlamento del país de los cedros de un presidente de confesión cristiana. Desde el pasado septiembre, Líbano carece de jefe de Estado.El plan de paz de la Liga Árabe no da satisfacción a la principal reivindicación de los cristianos libaneses: la retirada inmediata de las tropas sirias. El fin de la ocupación militar siria sólo se produciría tras la completa salida israelí de la franja de seguridad que se ha autootorgado en el sur de Líbano. El proyecto de la Liga Árabe se limita a u n enérgico llamamiento al fin de las actuales hostilidades y deja en suspenso la esencia del problema. Para el primer ministro cristiano, la retirada de los soldados de Damasco es condición previa a cualquier negociación directa entre los distintos grupos libaneses.

La posición de Aoun ha recibido el muy significativo respaldo de Alia el Solh, hija del musulmán suní Riad el Solh, uno de los artífices de la independencia de Líbano y su primer jefe de Gobierno. Alia el Solh escribió el pasado martes en Le Monde: "Los cristianos de Líbano están muriendo no en tanto que cristianos, sino en tanto que libaneses que viven en una zona libre, una zona aún no ocupada". "Soy musulmana", añadía, "pero me atrevo a llamar nuestro mal por su nombre". En su opinión, los militares en el poder en Siria desde 1949 han destruido Líbano, porque para sus propios ciudadanos era un ejemplo demasiado cercano de "país libre, rico y dichoso". Por su parte, Israel, según la hija del fallecido primer jefe de un Gobierno libanés, no podía consentir la existencia en Oriente Próximo de un Estado pluriconfesional.

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Siria ¡estima que su presencia militar en Líbano se legitima, a diferencia de la israelí, por su carácter de país árabe. Aún más, Damasco nunca ha reconocido jurídicamente la independencia del país de los cedros y sueña con incluirle en una entidad llamada Gran Siria, que abarque todo lo que antaño fue conocido como la Media Luna Fértil. Las actuales gestiones de la Liga Árabe cuentan con el apoyo de la comunidad internacional. Los miembros permanentes del consejo de seguridad de la ONU, despertados de su letargo por el presidente francés, Franiçois Mitterrand, han encargado a Javier Pérez de Cuéllar que se sume a los esfuerzos de pacificación de la organización de países árabes.

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