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Revueltas en China

El difícil silencio de los dirigentes chinos tras los acontecimientos de la pasada semana es más asombroso que los vigorosos clamores de los estudiantes. El pasado sábado se reunieron alrededor del ataúd que contenía el cuerpo de Hu Yaobang, vestido con un traje occidental y corbata. Fuera, en la plaza de Tiananmen, varios cientos de miles de trabajadores rompieron el cordón policial que les rodeaba para unirse a la manifestación de los estudiantes, en un gesto de solidaridad que sólo puede intensificar en los dirigentes el sentimiento de que han perdido su camino. Los estudiantes se han movilizado a menudo en el pasado para servir a fines políticos. Pero en la mitad de los años ochenta la protesta comienza a ser irrelevante con los primeros logros de la reforma económica. 25 de abril

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