Suecia inicia el debate sobre su relación con la CE
La discusión salta de los círculos políticos a la prensa y a los ciudadanos
JOSÉ RAMÓN ARIÑO, ENVIADO ESPECIAL, La estable sociedad sueca inicia ahora el debate popular sobre sus relaciones económicas y políticas con la Comunidad Europea (CE). Parte del elevado nivel de vida que disfruta Suecia se basa en los excelentes resultados de su comercio exterior. Más del 50% de las exportaciones suecas se vende en los países comunitarios, una tendencia que ha venido incrementándose. Las organizaciones empresariales, el Gobierno y el Parlamento suecos han comenzado a tomar medidas para que la Europa comunitaria de 1992 no deje a las empresas suecas discriminadas. Los suecos debaten ahora cómo compaginar sus necesidades económicas con el mantenimiento de su modelo social y su tradicional política de neutralidad, que ha preservado al país de conflictos desde las guerras napoleónicas.
"El mejor argumento para defender el acercamiento y la armonización de Suecia con Europa es un sereno estudio de nuestras cifras económicas. Un 70% de nuestra producción de mercancías está estrechamente relacionada con la economía europea" declara Chistian Bratt, uno de los máximos dirigentes de la poderosa Confederación de Patronos Suecos (SAF) en su sede del centro de Estocolmo. Aquí en Blasielholmshamnen, junto a un muelle desde el que se divisa el Parlamento y la inmensa mole del palacio real, cada otoño se reúnen los máximos responsables de la SAF y la Unión General de Trabajadores de Suecia (LO) para intentar llegar a acuerdos sociales.Las negociaciones las inicia una gran comisión de 70 personas, y suele terminarlas una pequeña de seis (tres por cada parte), que vigila el cumplimiento de los acuerdos. Esta primavera, frente a los muros en los que se ha forjado buena parte del modelo sueco del último siglo, los pescadores de caña capturan salmones donde se mezclan las aguas del lago Mälaren -limpio ya de contaminación industrial- con la marca del Báltico.
El lago ha sido limpiado de contaminación y repoblado con salmones. El pueblo de Estocolmo puede volver a ejercer su derecho de pesca, defendido desde la Edad Media frente a los señores feudales. Impresiona ver sacar un salmón del agua en pleno centro de una ciudad industrial y todos los suecos valoran mucho esta realidad de vida.
Christian Bratt opina que el debate europeo en Suecia se ha mantenido hasta ahora dentro de los círculos políticos y que ya es hora de sacarlo a la calle, aunque cree que el pueblo sueco se tomará su tiempo antes de decidirse. Sobre la contradicción que supone el deseo de integrarse en Europa y el de mantener una política exterior y de defensa neutral, Bratt declara que "ésa es una contradicción muy sueca que, por ahora, debe ser mantenida. La política exterior sueca es algo especial, potenciada incluso en la época de Palme. Medio en broma medio en serio, los suecos decíamos que el ministro de Hacienda se encargaba de Suecia y Palme del resto del mundo", añade Bratt, tras manifestar su profundo respeto por el primer ministro socialdemócrata asesinado en 1986 y lamentar personalmente su pérdida.
Casi todos los empresarios achacan al modelo socialdemócrata la fuerte presión fiscal que sufre la economía sueca. Con una media del 56,5% sobre el conjunto de la actividad económica, los impuestos directos pagados por los suecos pueden llegar a ser del 75% para los salarios más altos, si bien un trabajador medio aporta a las arcas del Estado un 40% de su salario bruto. En contraposición, hay fuertes bonificaciones para la reinversión.
El pueblo sueco (8,4 millones de habitantes, de los que un 10% son inmigrantes) forma una sociedad muy vertebrada en asociaciones intermedias que participa en un 90% en las elecciones políticas pero que gusta debatir poco a poco sus problemas. El ,Gobierno socialdemócrata llevó en diciembre de 1987 una moción al Parlamento, potenciando la integración de Suecia en Europa pero manteniendo la política de neutralidad y sin solicitar el ingreso en la CE. La moción fue aprobada en mayo de 1988 por todos los partidos (conservadores, centristas, liberales y socialdemócratas) excepto por los comunistas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.