Retrato de un barrio y auxilio en la catástrofe
"Compromiso informativo e incluso social". De esta forma define Jaume Vilalta el reportaje Raval: L'últim esglaó (Raval: el último escalón), realizado junto con Miquel García Horcajo para TV-3 y ganador del Premio Ortega y Gasset en el apartado de televisión. El trabajo fue emitido por la televisión autonómica el 3 de enero del pasado año, dentro de su espacio informativo dominical 30 minuts, y presenta una panorámica de El Raval, uno de los barrios más deprimidos de Barcelona, según informa Miguel Ángel Gea."Recibir este premio es una de las satisfacciones más grandes que puede tener un periodista en este país por el enorme prestigio de quien lo otorga y la calidad del jurado y de aquellos que lo han ganado hasta el momento", asegura Vilalta, que también valora de forma muy positiva el hecho de que el galardón haya sido concedido a una producción de una televisión autonómica.
La idea de realizar el reportaje "surgió durante un paseo por el barrio", cuenta el realizador. "Vi a una persona que hablaba sola y nadie le prestaba atención. En otro barrio de Barcelona, la gente hubiese llamado a la Guardia Urbana o hubiese hecho algo con esa persona, pero allí parecía que aquello era lo más normal del mundo". Poco tiempo después, Vilalta y García Horcajo se ponían manos a la obra: "Partimos de la investigación de diversas historias y estuvimos semanas hablando con muchas personas, desde prostitutas hasta trabajadores sociales, pasando por camellos y todo tipo de gente".
"Auxilien a esa población"
La noche del 17 de noviembre una mujer llamó a la emisora Caracol de Bogotá. "Acabo de recibir una llamada de mi hermano que vive en Útica. Una quebrada que atraviesa el pueblo se desbordó y arrasó todas las casas. Por favor, auxilien a esta población". Los cinco periodistas que en ese momento estaban al aire con el programa nocturno Radio noticias Caracol no dudaron un minuto, informa Pilar Lozano. Juan Carlos Giraldo, que en ese momento era el director del programa, se quedó en cabinas; Ricardo Esteban coordinó las llamadas y los enlaces entre los habitantes de Útica, a tres horas de Bogotá, y los funcionarios del Gobierno, Germán Díaz Sossa y William Calderón partieron hacia la población afectada. Como la carretera también quedó destruida, llegaron finalmente a pie. José Domingo Bernal fue el encargado de ubicar a los funcionarios de la defensa civil y la Cruz Roja. Gracias a ellos la ayuda llegó a tiempo. La Quebrada Negra, aunque destrozó todo el pueblo menos la iglesia, donde se refugiaron los habitantes, sólo se cobró dos víctimas.
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