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El valor del patrimonio inmobiliario de Madrid se ha triplicado entre 1985 y 1988

EL PAÍS, Si usted compró un piso en Madrid hace tres años por 10 millones de pesetas puede revenderlo hoy por 28 millones. Según se desprende del estudio publicado por el economista José Manuel Naredo en la revista Economía y Sociedad, editada por la Comunidad de Madrid, el valor del patrimonio inmobiliario se ha multiplicado por 2,8 entre 1985 y 1988 en la región madrileña, hasta alcanzar la cifra de 31 billones de pesetas. La riqueza inmobiliaria se ha incrementado a un ritmo anual del 40% durante ese período, pero los ingresos de los madrileños han mantenido una tasa de aumento cuatro veces menor.

El autor del informe augura un efímero futuro a la especulación. "La simple revalorización no trae la riqueza de un país ( ... ) si no encuentra apoyo en la economía real". Después de subrayar que los propietarios de suelo, viviendas u oficinas han visto revalorizadas sus propiedades en 20 billones de pesetas, hay que precisar, para comparar estas magnitudes, que en 1985 la renta de la provincia no alcanzaba los cuatro billones y que las remuneraciones de todos los asalariados suponía poco más de dos billones.En el estudio se calcula que los activos inmobiliarios vendidos en Madrid en 1987 y 1988 podrían alcanzar los siete billones de pesetas. Los ingresos netos por estas operaciones podrían alcanzar una cifra aproximada de 1,4 billones.

Tras matizar el alcance de estos datos, ante "las escasas informaciones disponibles" y la relativa "fiabilidad de los precios medios utilizados", Naredo sostiene, no obstante, que se aproximan a la realidad de los hechos, a falta de otros estudios oficiales. Las enormes plusvalías generadas por la especulación inmobiliaria han creado, a juicio de Naredo, "una sensación de bonanza económica sin precedentes en el último decenio", aunque también han saneado las finanzas municipales.

Precisamente, los datos obtenidos de la Hacienda del Ayuntamiento constatan que la revisión de los valores catastrales y el auge inmobiliario han propiciado que la corporación madrileña multiplique también por tres su recaudación por Contribución Territorial Urbana (de 4.900 millones en 1983 a 15.300 millones en 1986).

Estas cargas fiscales acentúan "la desigualdad económica entre los beneficiarios de la especulación y el resto de los propietarios". En realidad, el incremento del valor del patrimonio inmobiliario sólo beneficia a quien puede vender. En caso contrario, sólo cabe el consuelo de tener que pagar unos impuestos cada vez más altos.

El Ayuntamiento recibió en 1987 declaraciones para el pago del impuesto de plusvalía por compraventa de inmuebles sobre una de cada 10 fincas urbanas de la capital. La repercusión del aumento del valor de los terrenos vendidos durante el citado año representó unos ingresos de 70.000 millones de pesetas para el Ayuntamiento, y de 100.000 millones para el conjunto de los municipios de la Comunidad. Sólo en 1987, la plusvalía de los inmuebles enajenados alcanzó una cifra de un billón y medio de pesetas.

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De otro lado, el boom inmobiliario ha contribuido a expandir el crédito inmobiliario en la Comunidad de Madrid, que absorbe una de cada cuatro pesetas prestadas por el Banco Hipotecario, lo que supondría para el conjunto de las entidades crediticias un monto superior al billón de pesetas, en el ejercicio 1987.

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