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Las penalidades de un suramericano en Barajas

España se ha convertido durante unas semanas en una pesadilla para muchos suramericanos. Los ciudadanos que llegan durante estas fechas a nuestro país procedentes de los países que celebrarán en 1992 el V Centenario del Descubrimiento se declaran "dolidos" por las exigencias monetarias y el tratamiento "riguroso" que están recibiendo de "la madre patria" a la que algunos califican ahora de "madrastra patria". "El sueño de todo latinoamericano", tal y como definía en el aeropuerto madrileño de Barajas uno de los viajeros su ilusión de llegar a España, se convirtió en pesadilla hasta que el Gobierno español ha decidido rectificar las medidas restrictivas para extranjeros sin recursos económicos."Con lo que nos están haciendo", afirma un joven argentino, estudiante de Bellas Artes, " más vale que se olviden de que celebremos el 92 y que dejen sus barcos amarrados". Otro ciudadano de la misma nacionalidad, hostelero de profesión, manifestaba su sorpresa por esta medida, que ha precedido a un anuncio de exigencia de visado. "En 1939, Argentina acogió con los brazos abiertos a los españoles que tuvieron problemas con el régimen. Esta medida no es retribuir con la reciprocidad adecuada para con nuestro pueblo, que siempre ha sido espléndido en la recepción de extranjeros. No nos pagan con la misma moneda".

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Algunos de los ciudadanos consultados eran conscientes de que esta, medida se realizó por presiones de la Comunidad Europea, que quiere controlar la llegada de trabajadores ilegales. Los colombianos, por su parte, eran conscientes de su propia lacra: pertenecer a un país asociado al narcotráfico en mayor medida que: como patria de un premio Nobel de Literatura. Un banquero colombiano recordaba las palabras de García Márquez, cuando anunció que nunca volvería a España, mientras esperaba en la comisaría donde estaba retenida una compañera de viaje. "Lleva el dinero y el billete de ida y vuelta cerrado, pero dicen que tienen dudas" explicaba.

Para agravar la situación, los hispanohablantes, en razón al idioma, son la presa más fácil para abogados sin escrúpulos, que prometen regularizaciones de su situación a cambio de dinero, y a los cuales estafan en su mayoría.

Portavoces de una organización no gubernamental manifestaron que este tipo de abogados captan a sus víctimas en el mismo aeropuerto y que en ocasiones los extorsionan aprovechando la inseguridad de su situación y la amenaza de una expulsión inminente.

"Algunos", explican portavoces de la citada organización, "son conducidos a una comisaría con cualquier excusa, y una vez allí son amenazados con ser entregados como ilegales si no se les dan 20.000 pesetas". "El que tiene ganas de venir va a dejar su país para radicarse en un país del que aprendió su lengua; va a hacer lo imposible, y conseguirá el dinero o ingresará con un acta notarial que confirme que tiene familia aquí que lo va a mantener", explicaba un abogado. Otro de los viajeros, que atravesó la frontera sin problemas, puso en duda la validez de las medidas establecidas por España: "Mucha gente sabe que existe un mercado negro para revender a bajo precio los billetes cerrados que nos exigen en la frontera".

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Un matrimonio de chilenos residentes, con su hijo español "de Chamberí en brazos, decía en Barajas: "No vale que nos interroguen como delincuentes", aunque comprendían que España se ha convertido en puerta de entrada de Europa.

Un grupo de 20 monjas suramericanas de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados llegaban a España para un año, en contraste con la historia de hace 500 años cuando los misioneros españoles evangelizaron América.

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