Contra la eutanasia activa

Haciendo referencia a la carta del señor Miguel A. Lerma publicada el 21 de febrero de este mes contestando a mi carta, me gustaría hacer algunas aclaraciones.En primer lugar, yo no quise decir en ningún momento que estuviera en contra de la eutanasia pasiva voluntaria, ya que, como futura enfermera, conozco y respeto el derecho del enfermo a dar su consentimiento a la hora de iniciar un tratamiento médico o quirúrgico. Por otra parte, no existe esa barrera borrosa, que usted cita en su carta, entre el tratamiento del dolor y la eutanasia activa, ya que ésta comprende toda aquella acción que tiene por objeto acabar con la vida del paciente, y con un tratamiento paliativo lo que pretendes es aliviar o eliminar el dolor, y eso entraría dentro de lo que se denomina con el término de eutanasia pasiva, a la que yo no me opongo.

El hecho de mejorar la asistencia por parte del personal sanitario logrando un acercamiento mayor al enfermo en una situación difícil no significa en absoluto anular su capacidad de autodeterminación; todo lo contrario, suporíe una actitud de respeto y ayuda. Pero lo que no puede pretender, señor Lerma, por mucho que lo decida el paciente de una forma libre y consciente o a través de su testamento vital, es que hagamos algo que va en contra de la naturaleza de nuestra profesión, acabar con la vida de una persona.-

estudiante de segundo de Enfermería.