Los muertos anónimos de Kosovo
"Veinticuatro manifestantes agresivos muertos". Con estas palabras, y en escuetas noticias de pocas líneas perdidas en páginas interiores, ha informado la Prensa de Belgrado sobre la muerte de albaneses en la región yugoslava de Kosovo, en los sangrientos enfrentamientos que la mayoría albanesa en la provincia protagonizó con la milicia.Sin nombres ni apellidos, los muertos albaneses de Kosovo se convierten en una cifra anónima, por lo demás falsa y muy inferior a la real, sobre la cual tan sólo se puede lucubrar.
En Europa hay que remontarse a tiempos muy lejanos para encontrar un ejemplo similar de desprecio de los medios oficiales por las vidas de seres humanos que, al menos sobre el papel, siguen siendo compatriotas o como mínimo conciudadanos.
Dar una cifra como la ofrecida por los ministerios del Interior de Serbia y Yugoslavia sin los nombres, apellidos y circunstancias de las muertes producidas por la intervención de la milicia no sólo nutren todo tipo de especulaciones. Permite también "meter 180 cadáveres en supuestas 24 muertes" sin que nadie, familiares de víctimas, organizaciones de defensa de los derechos humanos u observadores extranjeros puedan alegar defectos al balance. Nutren asimismo la sensación de impunidad de una milicia a la que se acusa ya por parte de testigos presenciales de la represión de graves abusos.
Los albaneses, todos ellos, están convencidos de que los muertos la pasada semana superan con mucho el centenar. Este corresponsal habló con decenas de personas en la localidad de Deceni que coincidían todas en cifrar en 10 los muertos sólo en este pueblo cercano a Pec.
Testimonios
En Mitrovica la población ase gura que murieron 11 y que co nocen a las familias. En Pec comerciantes y otras gentes del lugar aseguran que en los últi mos días de la pasada semana murieron cuatro o cinco personas diariamente en el hospital a causa de las heridas. En Pristina dicen que fueron 15 los muertos sólo en la capital. En Zur nadie sabe cuántos alba neses han muerto, pero la cifra oficial de una víctima mortal y tres heridos sólo provoca amargas sonrisas.
Si las autoridades de Belgrado no ofrecen pronto una lista contrastable de muertos y heridos, se confirmaría el triste comentario de los jóvenes de un pequeño club en Deceni que se comparaban con albaneses bajo la nueva polítiva serbia de Slovodan Milosevic con "los negros en SuIráfrica o los palestinos en los territorios ocupados".
Las aseveraciones del actual régimen serbio de que respetará los derechos de los albaneses como etnia e individuos cuando haya "orden" en Kosovo carecen de toda credibilidad mientras las muertes de ciudadanos yugoslavos en Kosovo se traten en los medios oficiales como los balances de óbitos por catástrofes ecológicas de focas en el mar del Norte.
Ayer estalló una bomba en la redacción local del diario Politika, en Ossijek, en Croacia. Este diario, hoy órgano de Milosevic y punta de lanza de la propaganda de hostigamiento antialbanés, es uno de los máximos responsables de la agitación nacionalista serbia y, como tal, ya uno de los principales objetivos de los activistas nacionalistas de otras etnias yugoslavas.
El incipiente terrorismo de algunos grupos radicales albaneses tiene su principal motor en este manifiesto desprecio hacia la vida de los ciudadanos de esta etnia de que hacen gala los medios serbios bajo su actual dirección.
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