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La moderación costó la vida al imam Ahdal en Bruselas

La policía belga carecía ayer de pistas serias sobre el atentado que costó la vida el miércoles por la tarde al líder espiritual de los musulmanes del Benelux y a uno de sus colaboradores y que no ha sido aún reivindicado. La hipótesis que vincula el doble asesinato con la moderación de la principal víctima, el imam Abdulab Ahdal, en relación al caso Rushdie cobra, sin embargo, fuerza. Ahdal había recibido amenazas de muerte por su posición moderada acerca de la condena a muerte dictada por el ayatolá Jomeini contra Salman Rushdie, el autor de la polémica novela Versículos satánicos.

Los controles fronterizos han sido reforzados, una disposición relativamente inútil porque el o los autores del asesinato han tenido tiempo suficiente para salir del país, y un comunicado del Ministerio del Interior señala que las medidas de protección de los dignatarios musulmanes han sido "inmediatamente incrementadas" mediante la organización de "patrullas preventivas policiales".El imam, de nacionalidad saudí y de 35 años de edad, era también objeto de una "discreta protección" por parte de las fuerzas de orden público, según reveló ayer el magistrado Raymond Bossuyt, encargado por la fiscalía de Bruselas de llevar a cabo la investigación. La protección policial fue brindada al director del centro islámico de Bélgica desde que el 24 de marzo formuló una denuncia en comisaría.

Amenazas

Ahdal acudió a la comisaría para señalar que el portero de la mezquita había recibido una llamada telefónica anónima en árabe en la que se le amenazaba de muerte si no desmentía unas declaraciones hechas en febrero al canal francófono de la televisión belga y al diario La Dernière Heure en las que discrepaba con el ayatolá Jomeini a propósito de su condena a muerte del escritor británico de origen indio Salman Rushdie por su novela Versículos satánicos, calificada de "blasfema".

Aunque criticó el libro, el imam se negó a pedir su prohibición en Bélgica porque "vivimos en un país democrático" y sostuvo en sendas entrevistas que el veredicto de Jomeini trasgredía tres principios del islam: el derecho de todo acusado a comparecer ante un tribunal, el suministro de pruebas de su culpabilidad y la posibilidad para el inculpado de arrepentirse. Hace tres años Ahdal declaró al rotativo Le Soir: "Si tengo éxito, dentro de tres años no habrá integristas musulmanes en Bélgica".

El caso Rushdie suscitó incluso discrepancias entre los empleados de la mezquíta, enclavada en el parque del Cincuentenario, a 200 metros de la sede central de la Comisión Europea. Poco antes de morir Adhal asistió en el templo a una reunión dedicada a zanjar un enfrentamiento entre el imam y un consejero pedagógico del centro islámico que, según el magistrado, quedó resuelto.

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Una sola bala de 7,65 milímetros de calibre disparada a bocajarro a la cabeza ha impedido al dirigente espiritual lograr la erradicación del integrismo entre los magrebíes y turcos que componen el grueso de la comunidad musulmana del país. Su colaborador y bibliotecario tunecino, Salem el Bechir, de 48 años, recibió en cambio dos proyectiles del mismo calibre en la cabeza y en el pecho. Sus cadáveres fueron encontrados en el despacho del imam poco antes de las ocho de la tarde, cuando ya habían transcurrido casi dos horas desde que se produjo el atentado.

Desde Varsovia, donde se encuentra en visita oficial, el jefe de la diplomacia belga, Leo Tindemans, sumó su voz a la de los responsables políticos de su país para expresar su estupefacción y su repulsa por el doble asesinato.

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