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"Nos pica en los ojos y no sabemos qué es"

I. P. "Nos pica en los ojos y no sabemos todavía lo que es", confesaba a media tarde de ayer a este periódico uno de los miembros de la familia Aguílar Vivas, propietaria de un piso en el número 35 de la Avenida de Cervantes, a escasos metros del lugar del accidente. La familia Aguilar, como muchas otras de Écija, decidió huir del pueblo en la madrugada del jueves y encontró refugio en un chalé de su propiedad situado en la vecina localidad de Villanueva del Rey. Después de una noche de vela, los Aguilar han regresado a su casa, donde ayer por la tarde descansaban del susto.

"Salimos con lo puesto", dijo una hija del matrimonio Aguilar. "La familia la componemos tres adultos y dos niflos. Nadie nos informó de nada y hemos vuelto a casa gracias a las informaciones de la radio y la televisión".

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Las emisoras de radio, así como el canal de televisión local, han desempeñado un papel fundamental en la madrugada para apaciguar los nervios de los vecinos. Dolores López, cuyo yerno Damián Yélamo es uno de los responsables de la cadena COPE en la zona, tuvo que ser atendida en el ambulatorio. Mucha gente padeció ataques de nervios, aunque los responsables sanitarios afirman que hubo normalidad en las urgencias. Al menos una persona fue atendida de infarto.

Las familias que no encontraron refugio en casa de amigos o de otros familiares en los diferentes barrios del pueblo fuera del radio de acción fueron recluidas en la Discoteca Casi o en los cines Cabrera Sañ Juan. Protección civil repartió inantas y'los soldados de Depósito de Recría y Doma Caballar, cuyo coronel se puso a las órdenes del alcalde, se dedicaron a repartir tazas de café entre los vecinos.

"Nos llamaron a las 03.15 y nos dijeron que corríamos un pel Igro grandísimo", comentaba Carmel Ita Capitán. Aún con la voz entrecortada, agradecía el aviso que recibió para evacuar su casa: "Me enteré gracias a los vecinos que me avisaron porque yo vivo sola en el piso. Nos llevaron rápidamente al Ayuntamiento, donde hemos estado muy bien atendidas. Allí nos dieron café y nos tranquilizaron, pero hemos pasado un miedo grandísimo".

La familia de María del Carmen Aguilera, que vive a 100 metros de donde se produjo el simestro, fue alertada por las sirenas la Policía. "La Policía nos dijo que nos marcharamos enseguida, y el miedo fue espantoso porque no sabíamos que pasaba".

María del Carmen Ruiz Marín, que vive también en la misma calle, pero en una zona más alejada, supo lo que ocurría por la llamada de un familiar. "Henios pasado la noche en el coche sin saber exactamente lo que pasaba. El miedo ha sido espantoso porque tengo una tía inválida que ha sido dificilísimo trasladar".

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