La 'guerra del velo' enfría las relaciones entre Turquía e Irán
ENVIADO ESPECIALLa guerra del velo acapara estos días tantos titulares de la Prensa turca como las elecciones municipales del próximo domingo, en las que Ozal y su gobernante Partido de la Madre Patria luchan por su supervivencia. Las relaciones con Irán se han resentido. El Gobierno de Ankara ha convocado al embajador iraní vigila de cerca las actividades de los miles de turistas que están llegando en las últimas semanas desde la república islamica y estudia restricciones a las valijas diplomáticas para evitar que se utilicen para introducir propaganda integrista.
Todo empezó hace apenas dos semanas, cuando el Tribunal Constitucional atendió un recurso del presidente, Kenan Evren, y anuló una ley que permitía la utilización del velo islámico en las universidades. Miles de personas se echaron a la calle en Estambul, Ankara y otras ciudades y lanzaron gritos contra el jefe de Estado, al que llegaron a asociar con el "maldito" autor de Versículos satánicos, el escritor británico de origen indio Salman Rushdie. Se practicaron casi 100 detenciones y responsables policiales señalaron a la larga mano del imam Jorneini como instigadora.
Gokberk Ergenekon, secretario general del conservador Partido de la Recta Vía (PRV), quita importancia al conflicto y lo atribuye a un misterioso movimiento cíclico que hace que, cada seis meses, se evoque en Turquía una amenaza integrista al Estado laico. "Un loco lanza una piedra a un pozo y 100 listos intentan sacarla", asegura muy expresivamente, mientras por la ventana abierta de su despacho de Ankara se escucha la llamada del almuédano a la oración. Su propio partido y el del Gobierno aprobaron la polémica ley en el Parlamento, pero Ergenekon se muestra ahora partidario de olvidar el asunto y rechaza la posibilidad de un referéndum, aunque defiende el derecho de cada individuo a practicas sus creencias sin interferencia del Estado.
"¿Por qué forzar a nadie a llevar o no el velo?", dice. "Eso no es fanatismo. El fanatismo, si acaso, puede surgir como reacción a las restricciones". Este político de 36 años, genuino representante de la generación que toma el relevo de los líderes anteriores al golpe de 1980, está convencido de que no hay riesao de contagio integrista ("los partidos religiosos nunca llegaron a superar el 10% de los votos") y no cree que el ayatolá pretenda que su revolución cruce la frontera.
Cierto o no, el nerviosismo es evidente. Aunque la crisis, como asegura Ozal, fuese un invento de periodistas para vender más ejemplares, algo debe haber. Las autoridades turdas están preocupadas por la utilización de la valija diplomática de la Embajada de Irán para introducir en el país propaganda religiosa, siete toneladas de "material inflamatorio" en los últimos seis meses, según el diario Gunes. La misma fuente asegura que el titular de Exteriores, Mesut Yilmaz, ha enviado un mensaje a las representaciones diplomáticas extranjeras restringido el uso de la valija a 50 kilos, pidiendo la identificación de su contenido y advirtiendo de que, en caso de duda, podría inspeccionarse. Ni la Embajada española ni las de otros países europeos han recibido hasta ahora la nota, lo que encaja con los rumores de que Yilmaz está afrontando una cierta resistencia para poner en práctica la medida dentro de su propio departamento.
Aunque el hecho de que los musulmanes turcos sean suníes y los iraníes shiíes es considerado como una barrera adicional contra el contagio integrista, Ankara no las tiene todas consigo y ha ordenado que se siga de cerca los movimientos de los turistas iraníos que, en número inusualmente alto, están llegando en las últimas semanas. Tampoco se pierde de vista a los libios que llegan al puerto de Esmirna.
Las protestas por la abolición de la ley del velo han llegado a las calles de Teherán, donde más de 150 diputados del Majlis han enviado una carta de queja a Evren.
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