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Una marioneta llamada 'Glasnochov'

Pilar Bonet

Ni el líder Mijail Gorbachov, ni el padre del Estado soviético, VIadimir llich Lenin, ni mucho menos el dirigente Egor Ligachov, se libran ya de la sátira pública que se extiende por la URSS a medida que disminuye el temor a criticar a los políticos. En Vilnius, la capital de Lituania, una marioneta llamada Glasnochov es el plato fuerte de una obra de teatro de títeres que ridiculiza a los dirigentes lituanos y llega hasta el mismo Kremlin.La revolución vacila es el título de la obra de Litiduikas Jakimavichius, que hace las delicias del público de nuevo desde la semana pasada en la Unión del Teatro, tras haber sido prohibida durante 15 días, según explica su autor, un filólogo de 30 años. La pieza transcurre en un armario con dos escenarios: el Kremlin y Lituania.

Cuando Glasnochov llega al poder, el Krem1in es rodeado de andamios para una "reparación", y en Lituania bailan eufóricos al ritmo de la perestroika. Pero cuando en el centro de Vilnius aparecen las primeras banderas nacionalistas, el títere con aspecto de perro, que representa al responsable del porder público, llama al Kremlin y pregunta si "pega o no pega".

Glasnochov, indeciso, pide consejo a Stalin, que reposa sobre el armario junto con Félix DzherzhIriski, el lituano fundador de la policía soviética, y Adolf Hitler. Stalin, con acento georgiano, aconseja pegar "bien y sin emociones". Tras la represión de los manifestantes, Glasnochov tiene pesadillas nocturnas, con serpientes que se le enroscan y un ata in que le aconseja acabar con la glasnost.

En otra ocasión, Glasnochov evita enfrentarse a una crisis rnanchándose a la India. El títere, una representación benigna de Gorbachov, vuela por el e semario seguido de su esposa, una muñeca vestida de rojo.

Los espectadores se retuercen de risa. Algirdas Brazauskas el primer secretario de la República, es representado con o un Hércules rubio, y los líderes del Sejudis (el movimiento de masas de apoyo a la perestroika), como unos ingenuos muchachos con aire de boy scouts. En el escenario lituano hay un espía de Moscú, aparentemente el corresponsal de Pravda.

En el escenario moscovita está Sliunkov, el miembro del Politburó, que lleva un gorro de astracán y una camisa rusa. Este personaje confunde Letonia con Lituania y acaba invitando a los líderes lituanos a una fiesta en el Krem1in en la que participa también Stalin.

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Mientras todos bailan en el Kremlin, unos tanques de cartón entran en el escenario lituano y se acercan peligrosamente a las banderas nacionales. Unos ángeles cierran las puertas del armario y las clavan con martillos. El armario se ha transformado en un ataúd. Los ángeles cantan y la serpiente estalinista exclama: "Otra vez más trabajo". No ha faltado un balbuceante Breznev, que asoma una mano peluda y un par de cejas pobladas desde detrás del armario.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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