Dos y más
¿Quién decía que el western estaba de capa caída? Como si se tratase de un duelo al sol el enfrentamiento entre el Real Madrid y el Snaider de Caserta está. siendo personalizado en las figuras de Drazen Petrovic y Óscar Smith. Lógico. Son, casi con toda seguridad, los dos coIts más rápidos y certeros que existen a este lado del Misisipí. Cada uno con su estilo. Petrovic, auténtico revolucionador del juego de su equipo y, por extensión, de la competición en que participa. Hábil y astuto hasta decir basta, su potencial ofensivo se basa en una técnica individual exquisita unto a una ambición sin límite. Óscar, fichaje frustrado del ahora equipo rival, es pura maquinaria de precisión. Ayudado por un importante físico su casi siempre elevado número de puntos se completa estadísticamente con una buena cantidad de rebotes. Carece de la fantasía del yugoslavo. Pero su trabajo defensivo, sin ser nada del otro jueves, supera al del torero. Siendo los personajes más atrayentes para el gran público, era de esperar su enfrentamiento en los medios informativos, muy dados a este tipo de dramatizaciones. Lo que resultaría peligroso para el Madrid es la reducción del partido a un asunto personal entre ambos líderes.El Snaidero es Óscar y algo más. El Madrid es Petrovic y mucho más. Ahí está la gran diferencia. Las prestaciones de ambas estrellas pueden equipararse. Pero lo que resulta bastante más difícil de comparar es el resto de los equipos. La superioridad blanca es evidente. Quizá la dureza defensiva italiana sea mayor, pero ya no es lo de hace años, cuando realmente se acusaba el cambio.
Por lo tanto, si el partido se desarrolla como un mano a mano ofensivo entre Drazen y Óscar, las posibilidades del equipo italiano aumentan. Teniendo al resto de los dos equipos casi como espectadores, pierde más -y me quedo calvo- los que más tienen.
Este es precisamente el principal obstáculo que le queda al Madrid para convertirse en un equipo intratable. La cohabitación. Es decir, que el juego de su estrella ni minimice ni sea limitado por las opciones del resto. Cuándo lo logren, sus adversarios deberán contratar a un detective para descubrir por dónde entrarles. Pues no hace falta ir a Estados Unidos todos los años para saber las posiblidades de un Biriukov en plena madurez, el poderío de los brothers, el speed de Llorente, la sobriedad de Rodgers y Cargol y la humanidad balanceante de Romay. Encontrar este equilibrio es premisa fundamental para lograr un equipo que haga historia, que de eso se trata. Se está consiguiendo poco a poco -basta recordar los primeros partidos de temporada y compararlos con los actuales pero en ciertos momentos se siguen produciendo desconexiones, peligrosísimas si Petrovic no tiene su día.
Atenas, escenario hace cuatro años de la famosa -no por venturosa- final de la Copa de Europa entre el Cibona y el Real Madrid, vuelve a acoger unos cuantos de los protagonistas. Con un ligero matiz. La banda de Lolo Sáinz cuenta en sus filas con aquel que le dejó como un colador en tan señalada reyerta. Ya lo dice el refrán: "Si no puedes con tu enemigo, únete a él y que cante para tí".
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