Los iberos del profesor Giunta
EL PAÍS (25 de febrero) recoge la opinión del profesor Giunta que reivindica los orígenes púnicos de Barcelona afirmando que el topónimo Barcino (del que derivó el nombre actual) procede de sus fundadores, los bárquidas. Podría ser cierto (igual que Constantinopla fue fundada en el emplazamiento de la antigua Bizancio).Ahora bien, resulta penoso comprobar la vigencia de tópicos sobre los subdesarrollados iberos, una sociedad "esencialmente pastoril" (alguien dijo que "nomadeaban"). Observa Giunta que la Dama de Elche "no se puede explicar en el contexto de una cultura tribal como la ibera"; hecho que debería obligarle a revisar su opinión sobre los iberos, utilizando e¡ método propio de la nueva arqueología, sin olvidar que los límites de la cultura tartéssica -con leyes en verso de 6.000 años y escritos de antigua memoria (Estrabón)- se establecen cerca del Júcar (Blanco Freijeiro, 1988). Un especialista no puede ignorar la vinculación existente entre iberos y tartessios ni lo que refleja la arqueología.
En la Alcudia de Elche se documentó la existencia de un poblado eneolítico en el que hacia el 3000 antes de Cristo comienza la utilización del metal (¿en una sociedad pastoril?), el cobre; el estrato siguiente pertenece a un asentamiento de la Edad del Bronce y sobre él se levantó hacia el siglo VIII antes de Cristo una nueva ciudad, donde la fisonomía posterior de la cultura ibérica empieza a manifestarse en vasijas de grandes dimensiones decoradas en color siena y acompañadas de cerárnica de importación; a principios del siglo V antes de Cristo se configura una ciudad, que perdura hasta su destrucción por los cartagineses (Ramos Fernández, La Alcudia, cuatro mil años de historia).
La moda fenicio-púnica no soluciona los enigmas de nuestra historia, ni los solucionará la moda etrusca que se pretende imponer sin tener en cuenta las raíces tartéssicas (míticas) de algunas tribus iberas. El reciente descubrimiento en Guardarnar (Alicante) de la Dama de Cabezo Lucero confirma el alto desarrollo alcanzado por los pastores iberos antes del dominio cartaginés que anuló a Tartessos.-
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